Determinados barrios, o incluso calles concretas de L'Hospitalet, Esplugues de Llobregat, Barcelona y Lleida, han dejado de estar “bajo el control” de clanes ecuatorianos para pasar a manos de organizaciones o pandillas originarias de la República Dominicana.

Fuentes policiales confirman que, al menos en la comarca del Baix Llobregat, la influencia de grupos como los Latin Kings, (muy castigados recientemente por la policía y los tribunales), originario de Guayaquil y tutelado por el llamado chapter de Chicago, ha descendido, como evidencia la caída de su implantación en las esquinas más estratégicas de determinados barrios donde ejercían el control del menudeo del tráfico de drogas y, residualmente, también de la prostitución.

Los “reyes dominicanos”

Delincuentes de origen dominicano son ahora, con el indispensable apoyo de traficantes españoles, “los reyes” de la calle. La banda de los Trinitarios o de los Dominicans Don't Play, se han situado en la cúspide de la pirámide criminal. Se trata de organizaciones de extrema violencia, duramente enfrentadas entre si y compuestas por adeptos o militantes cuya franja de edad se sitúa más cercana a los 30 años que a los 20 años. Trinitarios o Dominicans, mandan, de forma preeminente, en las esquinas en las que, hasta hace poco, lo hacían los Latin Kings.

La delincuencia autóctona también ha cambiado de bando y se sitúa, ahora, del lado del caballo ganador, esto es, del lado de la mafia dominicana personificada en los Trinitarios, los Dominicans y unos renacidos Ñietas, también vinculados estrechamente con la República Dominicana.

Vendetta

Justamente en torno a esa pugna entre estas tres organizaciones se basa una de las líneas de investigación de los Mossos que indagan la muerte, hace 10 días, de un ciudadano dominicano acribillado a tiros cuando se encontraba con dos compatriotas en un coche situado frente a un bar en la avenida Meridiana de Barcelona.

Fue una actuación profesional, en la medida que no hubo equívocos, hubo rapidez en la ejecución y en la huida y apenas se dejaron huellas. Si quedó una impronta, un sello de autoría, una especia de señal: aquello no fue un acto casual, sino obedecía a una acción-reacción, por otras vendettas anteriores, algunas de ellas con resultado, igualmente fatal. Los directamente implicados en la acción, entendieron el mensaje, afirma un portavoz policial. 

Sicario profesional

En la trastienda de algunos de esos barrios del Baix Llobregat, delincuentes españoles y suramericanos, relacionados de una u otra forma y con mayor o menor intensidad con los Trinitarios, los Dominicans y los Ñietas, aseguran a Crónica Global que lo de la Meridiana se trató de la acción de un sicario dominicano (o en nómina de la organización), llegado expresamente a Barcelona para perpetrar esta acción. Esta revelación no ha sido ni confirmada ni desmentida por los agentes próximos a la investigación del caso.

Avanzan las indagaciones. Los Mossos tratan de establecer vínculos entre el crimen de la avenida Meridiana y otros asesinatos como el cometido en L'Hospitalet en noviembre, también a bocajarro, y con otros incidentes entre supuestos criminales originarios de la República Dominicana en los que también han participado delincuentes españoles en calidad de co-autores o encubridores. Los Mossos no esconden su temor a que nos encontremos ante una espiral de violencia que no haya hecho más que empezar.