Si no fuera porque la familia se ha convertido en un sucedáneo del Estado del bienestar, la mayoría de los estudiantes de clase media no podría permitirse disfrutar de una beca Erasmus en el extranjero. El célebre programa destinado a cohesionar el Viejo Continente a través de la movilidad académica deja mucho que desear por lo que respecta a su capacidad de financiación.
Según un nuevo estudio realizado conjuntamente por la red de Erasmus en España (ESN) y el portal de viviendas para estudiantes Uniplaces, únicamente el 9% de los alumnos becados que llegan a nuestro país disponen de una asignación con la que pueden mantenerse.
En concreto, el 12% percibe menos de 100 euros; un 16%, entre 100 euros y 200 euros, y un 38%, entre 200 y 300 euros. Cuanto mayor es el importe de la beca, menor es el porcentaje de agraciados. Así, quienes ingresan entre 300 euros y 400 euros, suponen el 16%. Y quienes reciben más de 600 euros al mes en becas, representan sólo el 4%.
Ayuda de los padres
Pese a todo, solo un 25% de los que reciben la beca admiten que necesitan la ayuda de sus padres. “Nos encontramos con un estrato del 66% que, al recibir ayudas de menos de 300 euros tanto en beca como en apoyo familiar, necesitan un ingreso extra para sobrevivir”, explica Samuel Toribio, coautor del estudio, a Crónica Global.
Con una ayuda aproximada que oscila entre 300 y 400 euros al mes resulta difícil sufragar todos los gastos asociados a la experiencia de vivir en el extranjero, como son el transporte, el alquiler y la compra diaria. No obstante, la contribución familiar y los ahorros permiten que, al final, no todos acaben trabajando.
Obligados sí o sí
El 43% de los jóvenes erasmus tiene pensado buscar un empleo. De éstos, el 14% se ve materialmente obligado a trabajar, dado que la ayuda familiar no llega para poder vivir en el nuevo país.
La encuesta fue respondida por un total de 1.300 estudiantes. "El principal problema que observaban era la cuantía de las becas”, añade Toribio.
El origen de las becas
Cada país funciona bajo sus propias reglas, pero generalmente hay tres tipos de becas: la de nivel europeo, que la marca la Comisión Europea; las becas nacionales, que las fijan los Gobiernos, y las regionales, que son las que podría dar la Generalitat de Cataluña o la Comunidad de Madrid.
“Estudiando la procedencia de estas becas, vimos que el 51% de los erasmus en España contaban con la ayuda europea. Era la Comisión Europea quien estaba financiando su estancia en nuestro país”, relata Toribio.
Un 26% reconoce que reciben ayuda de sus Gobiernos; un 11%, ayudas públicas de su región, y un 2%, contribuciones de sus ayuntamientos u organismos locales. El 10% restante provienen de entes privados.
Privado versus público
Las regiones nórdicas y Francia son las que más ayudan a sus estudiantes cuando llegan a España. Nuestro país vecino tiene un sistema de pagos que permite financiar el alojamiento. Asimismo, cuando los españoles van a Francia el Gobierno galo sustenta una cuantía importante de su alojamiento. “Lo tienen muy bien montado”, sostiene el coautor del estudio.
El 10% de becas provienen de organismos privados. Uniplaces, por ejemplo, ofrece 15 ayudas a estudiantes para encontrar alojamiento, así como otras empresas como Banco Santander, con responsabilidad social corporativa.
Otro dato curioso es que, una vez finalizada la experiencia, un 90% de los estudiantes considera que les gustaría vivir en España si encontraran trabajo. Este deseo, sin embargo, no suele realizarse, ya que, tras el Erasmus, tampoco reciben ningún impulso ni oportunidades para quedarse.