El historial sanguinario de ETA sigue formando parte de la historia moderna de España. Uno de los crímenes que más indignó a la opinión pública fue el del socialista Ernest Lluch, que hoy se cumplen 16 años desde que la banda terrorista le arrebató su vida. Casi dos décadas después su recuerdo sigue muy vivo.
En aquel entonces, el que había sido ministro de Sanidad con el Gobierno de Felipe González tenía 63 años y estaba retirado de la vida política. Para ETA, su muerte fue una más de las 829 personas que asesinó antes de ser derrotada por el Estado.
El PSC, con su líder Miquel Iceta al frente, rindió homenaje este domingo al exministro en el municipio de Maià de Montcal (Girona). Asimismo, militantes socialistas se acercaron a su tumba con una ofrenda floral en la que también ha participado la hija de Lluch, Eulàlia Lluch,y el vicepresidente de la Fundación Ernest Lluch, Josep Maria Carreras.
Diálogo
El legado del dirigente socialista, además de impulsar la sanidad pública en España, fue siempre su convicción de buscar el diálogo con los que tenían ideas diametralmente opuestas, como el entorno vaco abertzale. Su asesinato en el párking del bloque de viviendas en el que residía en Barcelona fue un duro golpe y disipó cualquier acercamiento entre el Gobierno popular de José María Aznar y ETA.
A su asesinato le siguieron manifestaciones masivas --principalmente en Barcelona-- y la condena por parte de las fuerzas constitucionalistas del uso de la violencia llevado a cabo por la banda terrorista.