El día 19 de mayo de 2015, el Juzgado de Primera Instancia número 12 de Sevilla condenó a la empresa GIEM Sports por el impago de los honorarios fijados en el contrato que suscribió con el Real Betis Balompié para la instalación de columbarios en una zona anexa del estadio Benito Villamarín.
El negocio del siglo
Según el contrato, GIEM, empresa también imputada por hechos similares en Barcelona, debía de pagar una total de 9 millones de euros al club verdiblanco a medida que se fuera desarrollando el proceso de comercialización de los columbarios para los socios de la entidad deportiva. La empresa sólo vendió diez.
Transcurridos los primeros tres años, y con el vencimiento del primero de los plazos, la empresa no pagó ni un euro de lo estipulado. Fue apercibida por ello y se le exigió en 2014 el abono de, al menos, 150.000 euros de paga y señal. GIEM Sports tampoco pagó y el club, que vio desmoronarse uno de sus proyectos estrella, presentó una demanda civil.
Condena y sorprendente perdón
En mayo del 2015, el juez dictó sentencia condenatoria y obligó a la empresa a retornar al club los terrenos inicialmente destinados para este “memorial” y sufragar los gastos ocasionados.
Aunque parezca sorprendente, el Betis, convencido de que la solvencia económica de la empresa que años antes les había cautivado era nula, no ha querido ejercer la cláusula de penalización por incumplimiento de contrato de 10 millones de euros que le hubiera tocado pagar a GIEM Sports.