El Museo Marítimo de Barcelona reformó hace tres años sus Drassanes Reials (Atarazanas Reales) y, desde entonces, los visitantes encuentran las Grandes Naves prácticamente vacías. Según explica el propio centro en su página web, tan solo se encuentran algunas de las embarcaciones de la colección permanente del museo, como la Galera Real y la barca República. Pero el billete se ha encarecido un 60%.
De entre las seis exposiciones que actualmente pueden visitarse, se encuentran algunas como Hijos del océano, en la que se rinde homenaje a los pescadores; Traineras. Sudor y salitre en el Cantábrico, sobre el deporte del remo, y Tejiendo culturas, un proyecto basado en la construcción de embarcaciones artísticas.
Misma oferta
Pese a que la oferta no ha variado, el centro cultural ha decidido aumentar el precio de las entradas por decisión de la Comisión Ejecutiva del Consorcio de las Drassanes Reials y Museo Marítimo de Barcelona, formado por el ayuntamiento de la ciudad --propietario del edificio--, la Diputación de Barcelona --titular del museo-- y la Autoridad Portuaria de la capital catalana.
Así lo anunciaban en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona (BOPB), donde publicaban la aprobación de la modificación de las tarifas para el acceso al museo, sus extensiones y actividades. De esta forma, la entrada individual pasa de costar 7 a 10 euros; la de grupos, de 5 a 8, y la bonificada, de 3 a 5.
Según ha explicado a Crónica Global una portavoz del Museo Marítimo, la variación en el precio se debe “al precio público, que se actualiza cada año. No es porque haya más espacios expositivos”. Tampoco se debe a que hayan obtenido un aumento en las visitas en los últimos meses, tal y como responde la misma fuente a la pregunta de este medio. La oferta continúa siendo exactamente la misma.
Rechazo de la Generalitat
El incremento de las tarifas llega en un momento en el que la Generalitat ha informado al consistorio barcelonés de que rechaza que las Drassanes Reials, declaradas Bien Cultural de Interés Nacional, necesiten un entorno de protección al monumento, tal y como había solicitado el ayuntamiento.
El Gobierno catalán ha argumentado que el consistorio “ya dispone de herramientas urbanísticas” necesarias por si quiere actuar con autonomía en el entorno del monumento.