-¿Qué ha fallado en esta crisis?
-Algunas cosas. La Unión Europea tiene una política propia de asilo; otra cosa es la capacidad de implementación de la misma por la voluntad política de los 28 Estados miembros. Quizás el fallo principal es que el sistema de acogida común no ha sido todo lo robusto que debería ser.
-¿A quién deberíamos culpar?
-Es complicado de aseverar. Ha habido factores muy determinantes, como las desigualdades existentes entre países y los desequilibrios grandes entre países con presión en sus fronteras, las naciones con sistemas de asilo fuertes y el conjunto. En este contexto, se han intentado imponer medidas de realojamiento que han funcionado mal. Ahora se está revisando el sistema en plena crisis.
-En la situación urgente actual, ¿qué se debería hacer?
-Es urgente que nos dotemos de un sistema más común en dos sentidos: capaz de tomar una decisión sobre quien puede pedir asilo en la Unión Europea y que efectivamente consiga ese realojo. Desgraciadamente, es un sistema que aún depende mucho de los estados. No obstante, acudimos a criticar a la UE cuando deberíamos mirar hacia adentro y, de forma más común, hacia Europa para encontrar nuevas soluciones.
-¿Ha habido egoísmo en esta crisis?
-Ha habido de todo. Ha habido gente que ha reaccionado con poco egoísmo, como la señora [Angela] Merkel, a quien luego se ha acusado de generar la crisis. Y yo creo que no, que fue una de las personas que la abordó. Ha habido también egoísmo en el sentido de pensar <<Si nosotros no estamos en la frontera, no nos afecta, ¿por qué debemos responder?>>. Pero el problema está ahí y está ahí para quedarse. Ahora hemos sufrido una crisis con unas cifras muy graves en relación con Siria.
-¿Quién es refugiado?
-Está Siria, pero existen otros conflictos latentes, otras situaciones dramáticas, y prueba de ello es que en la última Asamblea General de Naciones Unidas se abordó la movilidad, la migración y el refugio de grandes números de personas. Es muy importante que una organización como la ONU acepte que las migraciones y el refugio son parte consustancial de la agenda internacional.
-Si la ONU define y la UE tiene un plan, ¿qué falla?
-Es curioso ver que los mismos estados en Europa son muy timoratos, cuando no abiertamente contrarios, o incluso con tintes incluso xenófobos, como el señor Victor Orban, presidente de Hungría. En este sentido, nosotros deberíamos estar a la cabeza de los países del mundo que intentan ofrecer soluciones y no bloqueándoles.
-Ha citado a España. ¿Qué opinión le merece la respuesta del Gobierno de Rajoy?
-Pues, como entre tantas cosas, la no-respuesta. Creo que somos un país con muchas cosas positivas que ofrecer, pero entre ellas no está un sistema robusto de asilo. Creo que deberíamos despojarnos un poco del miedo y aprovechar una sociedad bastante movilizada --si la comparamos con países de nuestro entorno-- para ofrecer también, en este sentido, una respuesta mejor. Y, sobre todo, para intentar organizar la mayor capacidad de nuestra sociedad y de nuestro estado a la hora de reforzar nuestro sistema de asilo y refugio.