Y al cuarto día, cayó. Nunca tuvo buena acogida la estatua ecuestre de Franco, decapitada, en el Born de Barcelona para la exposición sobre el franquismo. Antes de la inauguración, el lunes, los contrarios más activos tiraron huevos contra la escultura. Horas después, ya lucía pintadas, una estelada y una muñeca hinchable como compañera de cabalgada. Hoy ya está, directamente, destrozada.
Los actos contra la polémica estatua han aumentado en las últimas horas. Más pintadas --entre ellas, la bandera gay--, una puerta por cabeza y, finalmente, el derribo. El Ayuntamiento de Barcelona anunció desde el primer momento que no limpiaría la escultura a diario. Aunque a este ritmo, ni siquiera terminará la exposición. Finaliza en enero.