Antonio García Ferreras es el referente informativo de la política española, por lo que no es de extrañar que la tal política española sea un truño de tamaño colosal. El director de La Sexta y conductor de Al rojo vivo es el rey de las mañanas y el flautista que aglutina a los frikis de la política con su estilo de venga, venga y dale, dale. Bonachón, simpático y sandunguero, ha sido capaz de convertir la información general en una tertulia de deportes en la que gana el más bragado y abusador.



Camisa negra y estilo desenfadado, sus orígenes radiofónicos delatan el formato de su programa, una mesa, unos cuantos tertulianos mayormente amaestrados y profusión de gráficos y vídeos para que parezca televisión. El hallazgo de su jornada electoral de ayer fue el "pactómetro" y los puntos de conexión en las sedes de los partidos, con su señora, Ana Pastor, en el País Vasco, no fuera que en Santiago de Compostela le cayera narrar el triunfo de Núñez Feijóo y se le corriera el rimel. 



Tal vez el secreto de su éxito sea convertir unos comicios o un debate de investidura en un partido de fútbol, minuto y resultado aliñado con un "dentro vídeo" que proporciona agilidad y una apariencia de objetividad que está a la altura de un editorial del Gran Wyoming, compañero subordinado y sin embargo coleguita.



El matrimonio Ferreras Pastor es a la política lo que las Campos al petardeo. Nunca podrá agradecer la izquierda, porque Ferreras blasona de tremendo izquierdista, lo que ha hecho la derecha en el panorama mediático español. Planeta es el socio capitalista del bombardeo contra el PP y Ciudadanos de la misma manera que don Javier Godó es el ariete del secesionismo, se lo crea o no. Así pues, más de un millón y medio de telespectadores se apiñaron en torno al gurú catódico mientras TVE languidecía con menos de un millón de audiencia. 



A Ana Blanco le desearon mucha mierda, como en el teatro, pero la vistieron de Molière, amarillo deslucido, preámbulo de un castañazo digno de estudio en Cuarto Milenio. Menos mal que para periodismo objetivo siempre nos quedará Iker Jiménez.



En “La seva”, TV3, sorprendente conexión con Bruselas en el informativo del domingo al mediodía. La ciudad se ha autoproclamado capital del cómic y ha dado en prestar las medianeras para que los grafiteros se expresen con propiedad y gran despliegue de medios. Xavi Coral informa in situ. El capitán Haddock se besa con Tintín en una puerta y en un gran mural han pintado una chorra flácida. Dice Coral que en Bruselas hace tres semanas que no llueve y un calor que no es normal y remata el reportaje con el gran pene blandengue a sus espaldas y un comentario antológico: "Sube la temperatura en la capital de Europa". Sí, la leche y hay que calor, como en aquel programa de la primera Telecinco en el que unas doncellas saltaban en una cama elástica con las domingas al aire. Para cascársela, pero con dos piedras.



Momentazo en las Kardashian. La abuela, Mari Jo Campbell (82 tacos), lo peta y es una fiestera. Toma marihuana terapéutica para el dolor de espalda mientras sus nietas hacen el merluzo en Villa Versace, convertida en hotel para celebrities.