La vida útil de un caballo de carreras es muy corta si se calcula en base a los beneficios que le reporta a su propietario. Después de invertir hasta 70 millones de dólares en su compra –es el caprichoso precio que se pagó por Fusaichi Pegasus, el caballo más caro del mundo -o algo más de un millón de dólares en los circuitos profesionales, los jeques árabes desean obtener la máxima rentabilidad de los pura sangre.
Godolphin, entidad benéfica fundada por Su Alteza el Jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, vicepresidente y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos y Gobernador de Dubái, ha organizado un foro para el reciclaje de los caballos de carreras.
Cómo rentabilizarlos
El debate sobre la transición de los caballos de carreras hacia su nueva vida después de salir de la pista es el objeto de este encuentro internacional para el postratamiento, patrocinado por los jeques árabes, al que acudirán representantes de Australia, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Japón y Estados Unidos. Desde Dubái se ha apostado por dejar esta nueva disciplina a Inglaterra que cuenta con gran experiencia a través de la organización Reconversión de Caballos de Carreras (RoR, en sus siglas en inglés).
Desde hace unos años esta institución recauda fondos para el reciclaje y el realojamiento de los antiguos caballos de carreras y promueve su adaptabilidad y versatilidad a otras actividades ecuestres. Los propietarios tienen una responsabilidad cuando abandonan la competición y deben ayudarles a tener una vida adecuada y activa en su nuevo futuro. Desde RoR se asesora sobre las varias opciones disponibles: desde venderlo a proporcionarle una nueva vida útil. Los retrainers o reentrenadores comienzan el proceso de reciclaje profesional, evaluación y valoración de cada caballo por su temperamento y aptitud para una nueva vida fuera de las carreras.
Unos ejemplares muy valorados
RoR ha elaborado una serie de recomendaciones para la transmisión de un corcel fuera de los circuitos profesionales sin que sea víctima de la piratería del mercado. “Usted puede ser contactado por alguien que no tiene la intención de mantener su caballo, pero lo ve como un medio de obtener una ganancia rápida. Los antiguos caballos de carreras tienen un valor”, recuerdan desde esta organización. Por eso aconsejan sólo dar o vender un caballo a una persona responsable. “Si no la conoce debe pedir una referencia escrita de un veterinario, del entrenador o alguien de su confianza”.
Además, un contrato de venta puede incluir una cláusula que otorgue al vendedor un derecho de tanteo sobre cualquier venta futura. El dueño debe comprobar que el nuevo propietario tiene seguro de responsabilidad civil, lo que minimizará la probabilidad de cualquier reclamación. Después de tres meses es aconsejable una visita para comprobar la salud y el bienestar del caballo vendido o donado.
Los caballos más caros del mundo
Fusaichi Pegasus se considera hasta ahora el caballo más caro vendido en el mundo. Su comprador, del que no se ha revelado la identidad, desembolsó 70 millones de dólares. El emirato de Dubái está detrás de muchas de las adquisiciones realizadas en los últimos años. En 1983 se hizo con Shareef Dancer, el hasta ahora segundo caballo más caro del mundo, por un precio de 40 millones de dólares.
Estas cifras astronómicas pagadas por el capricho de poseer un pura sangre, no reflejan su valor real. Aunque es una de las razas de caballos más caras por competir en carreras de alto nivel, su valor real, sin que haya especuladores por medio, ronda entre uno y dos millones de dólares.