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El interno con problemas de salud mental que entró el 2 de agosto en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona ha quedado en libertad este viernes.
Está pendiente de un procedimiento de expulsión que trató de ejecutarse el jueves, pero, según la Policía Nacional, el interno mostró una actitud demasiado violenta para llevarla a cabo, y la orden judicial especificaba que debía quedar en libertad si no se podía realizar la deportación.
El interno debía ser expulsado al haberlo conmutado por una pena de cárcel por cometer un robo.