Como en los inicios del top manta en Barcelona, cuando los vendedores ambulantes se colocaban en puntos estratégicos y turísticos de la capital catalana nerviosos, oteando continuamente el horizonte en busca de alguna presencia policial, con la manta preparada para recogerla y salir corriendo en cualquier momento.
Esa es la situación que se vive actualmente en la plaza de las Glòries, en la Fira de Bellcaire de Barcelona, más conocida como Los Encantes. Crónica Global ha podido comprobar cómo se concentran unos 200 vendedores ambulantes en la puerta, aunque permanezca cerrada.
Maletero en lugar de manta
Son de diferentes nacionalidades --sobre todo rumanos, gitanos y paquistaníes-- y entre ellos no hay ninguno de los senegaleses que suelen vender en el barrio de la Barceloneta. Aziz Fayed, uno de los portavoces del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes explica a este medio que no son habituales.
“No sé quiénes son, no los conocemos”, dice Fayed. De hecho, añade que desconocía de la existencia de la venta ambulante en Los Encantes. Los nuevos manteros de la capital catalana venden chatarra, sus mantas están casi vacías de productos y algunos los ofrecen directamente desde el maletero de sus coches, abierto de par en par, sin depositarlos en el suelo.
Se reparten los espacios, a simple vista, aleatoriamente, pero se controlan entre ellos. Un hombre intenta extender su manta en un punto que queda libre en el suelo. “No, ahí no. En otro lado”, le grita otro. No se sabe si es porque limitaría el pequeño pasillo que intentan dejar para los pocos turistas que sortean la zona, o por una cuestión de competencia directa en lo que venden. El caso es que el hombre obedece y busca otro lugar.
Huyen de la policía, pero vuelven
“Vienen aquí cada día, estén abiertos Los Encantes o no”, afirma a Crónica Global un vigilante de seguridad de la feria. “Cada día tenemos que llamar a la Guardia Urbana de Barcelona para avisarles de que están aquí y ellos los echan. Pero en cuanto los agentes se van, vuelven todos a vender”.
Y así es. Aparece la primera patrulla de la policía local y el grito de “¡Agua!” impera en la zona para avisarse de la presencia policial. Todos recogen sus mantas, cierran sus maleteros y corren, unos más rápido que otros. Los policías bajan del coche y los ahuyentan. No se mueven, solo permanecen allí. De momento, los nuevos manteros respetan su presencia.
Una patrulla de la Guardia Urbana de Barcelona llega a la zona de los nuevos 'manteros'./ CG
Policías ahuyentan a los 'manteros' de Los Encantes./ CG