El ruido en las zonas de ocio ha sido siempre objeto de lucha vecinal, y si es época de verano y las discotecas tienen zonas al aire libre, todavía más. Las quejas de vecinos de Sant Cugat del Vallès (Barcelona) sobre el volumen de la música de La Carpa originaron un enfrentamiento entre CDC y la CUP.
La discoteca se encuentra en la carretera que une Sant Cugat, cuyo ayuntamiento dirige Convergència, y Cerdanyola del Vallès (Barcelona), con un Gobierno liderado por la confluencia entre la CUP y Compromís. El establecimiento forma parte del segundo municipio, pero es más próximo al núcleo urbano del primero. “La Policía Local recibió una cincuentena de llamadas alrededor de las 06:00 horas del 31 de julio que se quejaban del ruido que les llegaba a sus casas”, afirman fuentes del consistorio de Sant Cugat.
Otras carpas
La música fue atribuida por vecinos y Gobierno municipal a La Carpa Set Ball, conocida popularmente como La Carpa de Sant Cugat. El concejal convergente de Medio Ambiente, Joan Puigdomènech, explica que antes de actuar “hay que asegurar que la molestia que experimenta el vecindario es debida a esta actividad y no se mezcla con otros focos sonoros”.
En este sentido, una de las socias al frente de La Carpa, una discoteca cerrada con una zona de terraza, explica que algunas de las quejas que recibió el consistorio provenían de vecinos del barrio de Valldoreix, situado en el otro extremo del municipio. El local nocturno se encuentra a unos cuatro quilómetros de la zona. “Mucho más cerca y al lado del Hospital Universitari General de Catalunya hay una carpa, al aire libre, que tiene un aforo mucho mayor que el nuestro”, asegura la coadministradora Laura García.
Contacto entre ayuntamientos
La Policía Local de Cerdanyola estuvo “todo el fin de semana” pasado en La Carpa. Según fuentes del ayuntamiento, llevaron a cabo inspecciones y sonometrías de las que todavía no hay resultado. “En caso de que se incumpla la ordenanza, se abrirá un expediente sancionador y se tomarán medidas correctoras”, ha detallado la concejala de Espacio Público del municipio, Concepció Haro, de Compromís. Esto es precisamente lo que exigía el concejal de CDC a su homóloga de Cerdanyola en un correo electrónico.
“Lo más fácil es cargar contra La Carpa, pero lo han hecho antes de tener ninguna prueba y de asegurarse de que la música que molesta a los vecinos proviene de nuestra discoteca”, se queja García. Hay dos factores que avivan el conflicto: dos municipios están involucrados y los ayuntamientos están controlados por dos partidos distintos, CDC y la CUP, socios de Gobierno en la Generalitat.
Cambio de manos
La discoteca abrió hace unos 20 años. “Nadie se había quejado nunca de ruido”, recuerda Haro. Sin embargo, la gestión del local cambió de manos hace dos. Los dueños anteriores entraron en concurso de acreedores y el establecimiento salió a subasta. Fue entonces cuando Laura García y Jordi Grau se pusieron al frente de La Carpa.
García atribuye precisamente a este hecho las quejas recibidas ahora: “Los antiguos propietarios tenían contacto con los ayuntamientos de Sant Cugat y Cerdanyola; nosotros somos relativamente nuevos”. El cambio de administradores fue acompañado de pequeñas reformas.
Laura García afirma que cuando llegaron empezaron a mejorar la insonorización de la discoteca. “Reducimos la potencia de los altavoces de la terraza, pusimos una plataforma acústica, instalamos un limitador de sonido… nos han hecho incontables inspecciones y siempre dentro de los límites de la ley”, asegura.