Una operación policial impedía la colocación de manteros en el área del Puerto de Barcelona el pasado viernes y significaba la llegada de una nueva zona para skaters a la ciudad. Los vendedores ambulantes observaban la situación a lo lejos y, desde entonces, no han vuelto a colocar las mantas en el paseo Joan de Borbó.
La estrategia, según ellos, es enfrentarles con los patinadores. “No caeremos en la trampa, por eso estos días nos retiraremos de la zona de conflicto”, dicen en un comunicado desde el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes. El mismo en el que anuncian que tomarán decisiones para lo que llaman “resistir la limpieza de la ciudad refugio, luchar por un trabajo digno y contra la discriminación y el racismo”.
Contra los “medios de derechas”
Los manteros han entendido el movimiento de Colau como un acto para contentar a empresarios y comerciantes, que no los quieren ver “junto a sus yates ni a sus Ferraris” y que los tratan como si fueran “basura social”.
Sostienen que la nueva zona de skate es una acción planeada para dar respuesta “a la presión de los medios de derechas”. Lo interpretan como un abandono de los principios y la coherencia para mantener la gobernabilidad y para no molestar a los poderes que llaman “de siempre”.
Acusan a Colau de racista
Los vendedores ambulantes no achacan la presión policial a la ilegalidad de su actividad, sino al racismo. Critican la campaña del Ayuntamiento de Barcelona, que distribuye carteles concienciando sobre el problema del top manta, y aseguran que esos mensajes forman prejuicios, criminalizan y fomentan el racismo hacia el colectivo.
“En Barcelona quieren erradicar a los pobres negros, no a la pobreza”. Pero por más que lo intenten, dicen, no se puede ocultar la Barcelona negra de inmigrantes, ni esconder la desigualdad, la exclusión social y la miseria. Los manteros protestan porque Colau no les tiene en consideración ni les pregunta “por ser negros y migrantes”.
Por eso llaman a la sociedad a unirse a ellos. A luchar contra lo que han entendido como un desafío hacia su etnia. Se están organizando para decidir cuál es el siguiente paso contra las decisiones del ayuntamiento y, en unos días, lo comunicarán en sus asambleas.