Turquía empieza a levantar cabeza tras el atentado múltiple en el aeropuerto de Estambul la semana pasada, que dejó al menos 45 muertos. Las autoridades del país han reforzado las medidas de seguridad del Ataturk, que incluyen barreras de cemento y pistolas automáticas para algunos empleados.
El aeropuerto Ataturk de Estambul cuenta con un arco de seguridad en todos los accesos al recinto, hecho que mitigó el impacto de los atentados. Pero las medidas fueron insuficientes para evitar los tiroteos y las inmolaciones. En este sentido, Turquía ha colocado barreras de cemento en las carreteras que llevan a las terminales del Ataturk.
La compañía de seguridad TAV, por otra parte, ha entregado a su personal pistolas automáticas MP-5 y ha ordenado la realización de nuevas patrullas en las instalaciones, según informa el diario Hurriyet. Todo ello después de que tres terroristas suicidas –dos rusos y un checheno—, posiblemente pertenecientes a Estado Islámico, atentaran contra el aeropuerto hace unos días.