El atrincheramiento de un inspector de Policía en un restaurante chino de Alcobendas (Madrid) este martes ha tenido el peor de los desenlaces. El agente se ha quitado la vida con el arma reglamentaria después de diez horas de encierro. Tenía problemas personales y estaba en proceso de divorcio.
Dos negociadores, dos psicólogos, miembros de los Grupo de Operaciones Especiales (GEO) de la Guardia Civil y una ambulancia se acercaron al lugar de los hechos, el restaurante Yin He (calle Marqués de Valdavia, 123), para revertir la situación, advertidos por los dueños del local.
Nada pudieron hacer para salvarle la vida cuando se disparó. Estaba solo en el interior del comercio en el momento de los hechos.
Una infidelidad
El inspector, de 45 años, se mostró poco receptivo con los negociadores. Apenas se comunicó por WhatsApp con el exterior y solo aceptó hablar con un amigo subinspector dentro del restaurante. El fallecido comunicó sus intenciones a través de Facebook, alegando problemas personales –la infidelidad de la esposa y madre de los dos hijos de la pareja, según fuentes del caso— y estaba en proceso de separación. No consta que tuviese problemas mentales ni adicciones.
Los hechos comenzaron entre las 14:30 horas y las 15:30 horas, cuando el inspector estaba comiendo solo y aparentemente tranquilo, según los testigos. Después de consultar el móvil en varias ocasiones, sacó el arma y amenazó con suicidarse, cosa que hizo diez horas después. El agente estaba destinado en la División de Personal, en el distrito de Chamartín.