Los 65.000 euros que el Ayuntamiento de Barcelona desembolsó por el alquiler de un año del local del famoso Banc Expropiat de Gràcia proporcionaron una rentabilidad superior al 12% a su nuevo propietario. Una operación redonda para Manuel Bravo Solano, un empresario especializado en los negocios inmobiliarios.
Antartic Vintage pagó exactamente 525.000 euros por hacerse con el polémico local comercial de Travessera de Gràcia, 181. Así consta en la escritura de compra-venta fechada el 9 de abril de 2014.
O sea, que cuando Bravo Solano, apoderado de Antartic Vintage, dice al Ayuntamiento de Barcelona que la operación le salió por “mucho más de medio millón” solo miente a medias.
El máximo negocio
En la situación actual, el inversor/especulador de Gràcia no pierde la esperanza de sacar un buen pellizco. Por esa razón, cuando el consistorio hace de avalista y mediador para que un grupo de instituciones del barrio de Gràcia puedan comprar el local, y así den continuidad a la “labor social” que los okupas venían ejerciendo en ese local, Bravo se viene arriba y trata de sacar el máximo posible.
Hasta ahora, su estrategia no le ha salido mal. Se hizo con los 390 metros cuadrados de la antigua sucursal bancaria en abril de 2013, año y medio después de que fuera okupado. Luego, tardó un año en pasar por el notario para oficializar la operación.
El local, formado por cinco bajos con sus correspondientes sótanos, era propiedad de Caixa Tarragona, que se había integrado en Catalunya Caixa junto a Caixa Catalunya y Caixa Manresa. En el momento de la okupación y en el de la venta posterior, el Catalunya Banc en que se había convertido aquella confluencia de tres cajas ya estaba intervenido por el Frob.
Una lotería llamada Trias
Bravo escrituró la compra por los citados 525.000 euros, y seis meses después le tocó la lotería. El Ayuntamiento de Barcelona le alquiló los locales por 65.000 euros anuales netos: nada menos que una rentabilidad del 12,4%, un negocio que para sí quisieran el resto de las empresas que se dedican al alquiler inmobiliario. Por eso, en cuanto firmó el contrato, instó al juez la no ejecución de la orden de desalojo que había sentenciado en julio de 2014.
Según los datos del Banco de España, la rentabilidad media de los alquileres se mueve en estos momentos en torno al 4,7% anual, algo exagerado, nunca visto en el país. Tradicionalmente, la renta de un alquiler ha sido equivalente a la deuda pública a 10 años, que ahora está en el 1,5%. O sea, que la multiplica por tres. La demanda de alquileres, que se ha disparado más de un 40% en los últimos tres años, ha tirado de las rentas.
Bravo Solano, gracias a un Xavier Trias apurado y en puertas de las elecciones municipales de 2015, casi triplicó esa ya desorbitada rentabilidad de la que habla el Banco de España. No es de extrañar que el fiscal haya abierto una investigación sobre el contrato --algo más de 5.500 euros netos al mes-- ni que el consistorio de Ada Colau haya renunciado a renovar un alquiler tan generoso a cuenta de las arcas públicas.