“Acabó su viaje --en este mundo-- en su casa en General Mitre…”. Así empieza el texto de una esquela publicada hoy en un diario catalán. Apunta maneras, pues como se puede comprobar, su encabezamiento rezuma originalidad y un cierto sentido del humor respecto a un trance tan terrible como la muerte. Pero lo que realmente distingue esta despedida es la inclusión de un emoticono que guiña un ojo y saca la lengua. Definitivamente, la cultura digital ha irrumpido en la sección de necrológicas. Y en ocasiones expresa mejor las emociones que cualquier lenguaje verbal, corporal o escrito.

Carmen Bustamante Barangó, fallecida en Barcelona a la edad de 75 años el 27 de mayo “agradece a  los que la conocisteis que hayáis participado en este recorrido lleno de luz, de generosidad extrema y de orgullo de su ilsa (Menorca), de su apellido (Bustamante) y de todo su clan".

Sus hijos, nietos, yernos, nueras, hermana, cuñado, primo, sobrinos y demás familiares "invitan a recordarla en la distancia o, si os apetece, a pasaros por la ceremonia de homenaje”.