Seis agentes de la Guardia Civil y un Policía Local han protegido el viernes a Cristóbal López Villar, expropietario de las clínicas dentales Funnydent, de un 'escrache' de clientes afectados por el cierre de la cadena. El empresario, acusado de estafar 8,8 millones a más de 2.000 pacientes, ha salido escoltado de un juzgado de Navalcarnero (Madrid) a toda prisa por la presencia de los manifestantes.

López Villar ha acudido a la sala número 4 de la localidad, que ha abierto diligencias por un presunto delito de estafa, a firmar su libertad restringida.

A la salida del juzgado le esperaban una docena de afectados por el naufragio de la cadena, que echó el cierre el pasado 28 de enero dejando a 2.481 pacientes a mitad de tratamiento. Los concentrados le han pedido explicaciones, aunque López Villar ha rehusado departir con los manifestantes.