España, al igual que Eslovenia, Grecia, Chipre, Croacia y Malta es uno de los países de la UE que no cuenta todavía con una regulación real de los medicamentos homeopáticos. El Ministerio de Sanidad inició la reglamentación en el 2013. Pero nunca se llegó a terminar.
Aunque “se sigue consultando a las partes implicadas”, hoy como entonces desconoce cuántos productos homeopáticos hay en el mercado. Depende de la forma de contarlos. Antes se hablaba de 19.000 porque se incluían todas la diluciones. Ahora se calcula que son alrededor de 6.000 porque se cuenta la cepa madre.
Las solicitudes de permiso han sido escasas, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Y el ejecutivo de Mariano Rajoy sigue haciendo honor a su política, en compás de espera, a ver si la falta de regulación la arregla el paso del tiempo. No obstante, a pesar del limbo legal, las farmacias conocen todos los productos autorizados, aunque sea con permisos temporales y provisionales desde hace 20 años.
Pocas reacciones adversas
El departamento que dirige Alfonso Alonso tampoco ha tenido, según la AEPMS, denuncias de reacciones adversas importantes. Los laboratorios fabricantes trabajan con unas normas determinadas de calidad y con concentraciones tan pequeñas que no suponen ningún riesgo.
Los medicamentos estrella se centran en enfermedades que se suelen superar por sí solas, como problemas del sueño o estrés leves, la gripe, un catarro o un simple resfriado. Es el caso del Oscillococcinum, uno de los productos más vendidos, inventado por Joseph Roy durante la I Guerra Mundial. Pero el verdadero problema residiría en que alguien tratase enfermedades más graves, como el asma, la hipertensión arterial o incluso el cáncer. O que se dejen de tratar.
Retraso fatal
“Las medicinas alternativas o complementarias como se venden ahora son geniales para las enfermedades imaginarias. El problema es cuando tienes una enfermedad real y te quieres tratar con esto. Seguramente cuando vayas al médico sea demasiado tarde”, asegura el divulgador científico José Miguel Mulet, doctor en bioquímica y biología molecular.
Para el autor del libro Medicina sin engaños, hay demasiados casos en los que algunos enfermos se han aferrado a estas terapias, incluso de alto estrato social, como Steve Jobs, que apostó por la frutoteropia para curar su cáncer.
El hermano de Manolo Tena lamentaba la semana pasada tras la muerte de la gran figura del pop su obsesión por rehusar la medicina científica y aferrarse, con resultados fatales, a los remedios naturales o alternativos para tratar su cáncer hepático. El autor de Sangre española se habría evitado, al menos, mucho sufrimiento.
Modas arriesgadas
Mulet defiende que estas medicinas alternativas, incluida la homeopatía, son una cuestión de modas. Advierte de que se le ha puesto coto en muchos países eliminándose del sistema sanitario, como en Inglaterra. En Estados Unidos están poniendo demandas a las empresas homeopáticas por decir que un producto tiene propiedades terapéuticas si es falso.
La última moda en la pseudomedicina, a su juicio muy arriesgada, es no vacunarse. “Es una creencia peligrosa. Ahora en los barrios ricos de Los Ángeles, el porcentaje de vacunación es el mismo que en Sudán del Sur”, lamenta.