La pobreza es vitalicia en España porque el sistema social implementado en el país no cuenta con los medios necesarios para superar las carencias. Esta es la principal conclusión a la que llega Cáritas tras analizar los datos del INE, Eurostat y la Fundación Foessa, vinculada a la entidad, sobre la evolución de las personas que sufren situaciones de necesidad.
El informe que se presentó este jueves en Madrid por el secretario general de la organización, Sebastián Mora, encendió las alarmas. El 80% de los niños o adolescentes que padecieron carencias en sus primeras etapas vitales afrontan como adultos los mismos problemas. “La pobreza no es determinista”, manifestó el coordinador del informe, Raúl Flores.
Más recursos
Cáritas reclamó medidas par evitar la transmisión generacional de esta situación cruel. Los directivos indicaron que la educación, la situación laboral de los padres o la renta condicionan el futuro de los hijos. Para evitarlo, reclamaron un impulso a la inversión y la extensión de un sistema de prestaciones universales para evitar “segmentar” a la población infantil y marcar a la menos favorecida.
El cóctel multidisciplinar que reivindicaron va desde fondos en educación para que impulsar el nivel de formación de los más pequeños, ya que los padres con problemas económicos no pueden afrontar el coste, por ejemplo, de los estudios universitarios; garantías para la salud pública universal; promover políticas sociales y redistributivas e impulsar iniciativas que garanticen viviendas estables para las familias que no constituyan guetos de pobreza.
Críticas al Gobierno
Mora aseguró que aún se tiene tiempo para impulsar un “cambio de paradigma”. Asimismo, cargó de frente contra las políticas que el último Gobierno central impulsó para superar la crisis: “Hemos hecho un parón en el tiempo, hemos dicho vamos a recuperarnos económicamente y luego recuperaremos a las personas, este estudio nos dice que es una fórmula fallida”.
La tasa de pobreza general se situó en el 25% de la población en 2014, los últimos datos de los que se tenían constancia, y en el 33% entre los menores de 16 años. Está muy por encima de la media de la Unión Europea.