Ni con los suyos, ni ante los suyos Cristóbal Montoro pasará a la historia como el ministro de Hacienda más querido. La última de sus pifias políticas ha soliviantado a las asociaciones de enfermos de hepatitis C en España, así como a representantes de su partido dedicados a los temas sociales.
Los primeros consideran que la referencia del ministro a que esa enfermedad era responsable del incremento del déficit público autonómico era innecesaria y no se produce con ninguna otra afección, de las que el Ejecutivo no pormenoriza sus costes.
En ciertos ambientes del PP el desconcierto también es manifiesto. Sus dirigentes reconocen que se ha perdido una oportunidad de oro para dejar claro que el partido también practica políticas sociales sin necesidad de enfurecer o molestar a ningún colectivo.
45.000 vidas, unos puntos de déficit
Montoro cometió la torpeza, según esos entornos, de atribuir el desequilibrio en las cuentas públicas a la adquisición de tratamientos contra la enfermedad hepática. “Se han salvado un mínimo de 45.000 vidas, el ministro no puede tratarnos de esa manera”, indica el portavoz de una de las asociaciones de enfermos que han batallado para que la sanidad pública incorporase los nuevos fármacos que se comercializan y permiten unos altos niveles de curación.
De hecho, varios expertos en la cuestión sanitaria recuerdan que los fármacos Viekirax y Exviera, de Abbvie; Sovaldi y Harnovi, de Gilead; y Olysio, de Jannssen, no sólo ha impactado en las cuentas de resultados de la sanidad pública española (y por ende en el déficit público), sino que han provocado un cambio radical en la tendencia del gasto sanitario.
Reducción del gasto a medio plazo
De acuerdo con esas tesis, de los 450.000 infectados que hay en España por el virus de la hepatitis C, se estima que unos 90.000 están recibiendo asistencia o tratamiento hospitalario. El plan nacional de actuación contra la enfermedad ha tratado ya a 48.000 enfermos. Dados los altos niveles de curación, por encima del 95% de media, el impacto en la reducción del coste sanitario por esta enfermedad es cada vez mayor. “Se trata de uno de los tratamientos con mejor relación coste/eficiencia y pone de manifiesto que el paciente más caro es el no curado”, añaden.
Las tesis son compartidas también en el seno del Partido Popular. “Por esa razón no entendemos cómo el ministro puede hacer según qué reflexiones en público, con una falta de tacto y de perspectiva enormes”, añade un diputado del PP.
Plataforma de afectados
La incorporación de los nuevos fármacos permite, en opinión de representantes del ámbito sanitario y de los pacientes, un ahorro enorme para el sistema público de salud, porque el coste de las derivaciones que tiene la hepatitis C en sus enfermos superan de largo el de administrar los medicamentos. “Curar a los pacientes forma parte de las obligaciones de cualquier Gobierno. Que el Sistema Nacional de Salud proporcione el tratamiento al colectivo de pacientes representa una inversión a corto plazo y un ahorro muy considerable a medio y largo plazo, puesto que evitará cuidados y otros tratamientos gracias a la curación de la enfermedad, sin contar con el impacto en la calidad de vida del paciente”, reza un comunicado de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes emitido tras conocer las declaraciones de Montoro.
Abbvie, Gilead y Janssen se reparten el papel de la innovación en hepatitis C en 2015. Los tres laboratorios que producen los fármacos se han colocado a la cabeza del ranking de empresas farmacéuticas que más facturaron en España en 2015, con 3.420 millones de euros. Les siguen Novartis y Pfizer, dos de los grandes y clásicos laboratorios farmacéuticos.