Nunca fue más fácil casarse en España, incluso con gente del mismo sexo. Y, sin embargo, parece que las parejas siguen la canción de Sabina: "Con dos en una cama, sobran testigos, cura y juez". Unos porque huyen de la Iglesia, otros porque no creen en el matrimonio jurídico y otros porque no cuentan con una estabilidad económica. El caso es que el año pasado sólo hubo en España 156.000 bodas, justo 50.000 menos que hace diez años.
Además, según el último informe elaborado por el Instituto de Política Familiar (IPF), la caída del número de matrimonios hubiera sido mucho mayor sin la inyección que suponen los matrimonios internacionales (25.840 el año pasado).
Alergia al altar
Los datos de Eurostat han dado la voz de alarma: la edad media de los novios que contraen matrimonio supera los 35 años. Y en comparación con los vecinos europeos, España está a la cola, ya que es el séptimo país de la UE donde menos bodas se celebran.
Esta alergia al 'Sí quiero' preocupa especialmente a la Iglesia, que apenas oficia el 30% de los enlaces. El resto fueron casamientos civiles, ya que las bodas tradicionales con novia de blanco, iglesia y arroz entusiasman cada vez menos a las parejas.
La cuestión económica
El sociólogo Juan María González-Anleo lo achaca a que los jóvenes no pueden independizarse, no solo por falta de dinero, sino por la situación de inestabilidad. "Los que hoy tienen 70 años --advierte-- tampoco ganaban mucho dinero en los 60, pero tenían perspectivas de futuro en sus empresas". Hoy uno de cada cuatro contratos que se formaliza es de duración semanal. ¿Cómo pueden los jóvenes entonces dejar de ser independientes económicamente de sus progenitores?, se pregunta.
Además, mientras no llegue hasta ahí la mano de Montoro, no casarse permite a los parados seguir cobrando el subsidio familiar de 426 euros tras haber agotado la prestación por desempleo. No se tienen en cuenta los ingresos del cónyuge, porque no existe legalmente.
Temores y separaciones
Pero tras la cuestión económica, los expertos apuntan la falta de interés y el miedo a comprometerse. Incluso algunos de los que dan el paso no lo consideran como algo definitivo y, en todo caso, prevén que puede tener un fin antes de la muerte. Hoy los jóvenes tienen como prioridad tener empleo, no casarse.
Otros sociólogos advierten de que, por otra parte, el divorcio y las separaciones han aumentado un 25% en toda Europa en los últimos 20 años. Cada año se producen en España 105.000 rupturas familiares. Se divisan como un fracaso que se teme. Y hace dudar a quienes piensan en aceptar un compromiso.
Desde una visión más materialista, algunos opinan que a las mujeres no les compensa casarse o lo retrasan tanto que apenas tienen hijos, no sólo por su dedicación casi exclusiva al trabajo, sino también porque han renunciado a la monogamia y porque el matrimonio es fácilmente prescindible. "La mayoría de mujeres de hoy no están dispuestas a casarse con cualquiera. Por eso cada vez hay más solteras", concluye un estudio realizado por varias universidades inglesas, publicado por el diario británico Sunday Times, con esta controvertida sentencia: "Cuanto más inteligente es una mujer, más le cuesta casarse".
A ellos tampoco les compensa casarse, porque llevan la peor parte en caso de divorcio. Tienen asegurado el amor y el sexo sin compromiso y sin las cargas de por vida que el paso supone: sacar una familia adelante y educar a los hijos, si el matrimonio dura. O cargar con la manutención de mujer e hijos, si se rompe.
Parejas de hecho
La realidad es que cada vez hay más parejas de hecho en España. Representan 1,6 millones, uno de cada siete hogares. Pero, a pesar de la enorme pérdida de popularidad del matrimonio, un 48% pasa por el altar o el juzgado en los 10 años siguientes al inicio de su primera convivencia; otro 19% se separa y el tercio restante continúa de la misma manera, según un estudio recién publicado en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas.
Más entre mujeres
Hasta los matrimonios entre hombres están de capa caída desde el 2010, tras el auge del 2006, el año siguiente a su legalización en España, en el que se materializaron 4.313. Desde entonces se han visado por lo civil al menos 31.610 uniones.
No obstante, las parejas de mujeres que eligieron consumar legalmente su unión crecieron el año pasado un 20%, según las cifras del Instituto Estadístico de Cataluña, que certificó un global de 26.068 enlaces legales en esta comunidad autónoma. Las uniones entre mujeres ya son tan numerosas como entre hombres. La tendencia es que serán mayoritarias en los próximos años.
Sí, pero...
Visto lo visto, los especialistas --sociólogos y demógrafos, especialmente-- sostienen que el matrimonio, en sus múltiples formas, es un valor que seguirá a la baja. Prevalece el 'sí, pero... sin papeles' sobre el 'sí quiero', por rechazo a la institución matrimonial o por huir de los compromisos que conlleva una unión formal.
La tasa de nupcialidad en España pasó de 7,2 bodas por cada 1.000 habitantes en la mitad de la década de los setenta a 5,42 en 2000 y a 3,3 actualmente. El miedo al compromiso crece.