El Ministerio de Educación no aporta cifras oficiales desglosadas sobre periodistas titulados en España. Los incluye en el cajón de sastre “ciencias sociales y humanidades”. Pero la Reina y el President de la Generalitat pueden tener perfectamente medio millón de “colegas” ejerciendo en diarios, emisoras, radios, redes, gabinetes de empresas y de las administraciones. O trabajando en otra actividad, jubilados y en la demandas del antiguo INEM, donde figura 30.000 veces “periodista” como primera opción de trabajo.
Con título oficial o sin él --caso de Puigdemont-- también son del gremio diez diputados, entre los que se cuentan Irene Lozano (UPyD) y Ximo Puig (PSOE) y Juan Carlos Giratua (Ciudadanos). Por no hablar de los líderes de la CUP Antonio Baños y David Fernández, o cargos públicos de ideologías tan distantes como Uxue Barkos, presidenta de Navarra, o la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, exredactora de tribunales para más inri.
Titulados a miles
Las cuentas no son complicadas. Desde 1976 las facultades de periodismo y comunicación vienen mandando al mercado cada año unos 10.000 titulados. A estos 380.000 hay que añadir los que han cursado másteres, incluso patrocinados por algunos medios, los que han accedido a la profesión desde otras titulaciones o simplemente con dos años de ejercicio sin titulación o formación académica certificada (caso del President).
El cálculo también tiene en cuenta los egresados de las escuelas oficiales franquistas, que todavía comandan buena parte de las tertulias radiofónicas y televisivas, y ostentan puestos directivos en algún diario de ámbito nacional. Y otro factor: la alta tasa de mortalidad. Según los médicos, en el gremio un 5%, unos 20.000, fenecen antes de los 65 años, fruto del estrés y otros hábitos poco saludables y la mala vida.
Pocos en activo
Hoy, apenas 40.000 profesionales, el 12%, tienen un trabajo digno en empresas informativas y gabinetes de comunicación. Mejor en lo segundo, donde además se dispone de mejores salarios, coches, ayudas, seguros y horarios para conciliar la vida personal y familiar. En teoría, claro.
La palabra precariedad laboral se ha convertido en una especie de mantra entre los representantes colegiales y sindicales. Han cuantificado en 13.000 los despidos ejecutados desde la llegada de la crisis en 2009, y en 375 los medios desaparecidos. Sin entrar en detalle de categorías laborales, contratados o becarios, en el menos malo de los casos quienes han mantenido sus puestos de trabajo han visto bajadas sus retribuciones en una media de un 17%. Incluso muchos intocables y sempiternos tertulianos o comentrómetros.
El escenario a futuro que encuentra la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), es el de un periodista que necesariamente tendrá que ser autónomo. El 65% de los encuestados están “convencidos” de que el futuro del periodismo pasa por trabajar por cuenta propia o ser emprendedores. Una condición que incluye ya al 25% de los trabajadores de este oficio, según la asociación periodística madrileña.
Medios y economía
Así, aunque desde el 2008 los periodistas han creado 579 medios para autoemplearse, de los cuales sobreviven 458, los dedicados a la información internacional han sido solo 12, “prácticamente la excepción”, por la diferencia de costes que supone esta especialización.
“Además de afectar a la ética periodística, la precariedad está llevando a la aberrante figura del 'periodista sin redacción'. Algo peor que un médico sin consulta o un profesor sin aula", apunta Manu Mediavilla, secretario general del Sindicato de Periodistas de Madrid. Esa “soledad”, agrega, lleva aparejada una absoluta desprotección e indefensión laboral y profesional: se les excluye de los convenios sectoriales y de empresa y, dado que solo pueden negociar individualmente con las empresas, éstas les imponen rebajas en los precios de sus artículos y fotografías.
El doble que médicos
Comparando con otras profesiones, a pesar de todos los recortes, los facultativos con talonario de la Seguridad Social, es decir ejercientes en el sistema público, no llegan a 180.000. Contando los jubilados y los que trabajan en la medicina privada suman un total 238. 240, según el INE.
Otra diferencia, es que en la práctica, las “facultades de comunicación no facultan para casi nada", como recuerda Miguel Gómez, un viejo periodista maestro de sí mismo. Aunque en los obituarios –ironiza- casi todos seamos “un periodista de raza, excelente profesional y mejor persona”. O, ya puestos, las tres cosas.
Por su abundancia u otras causas, la profesión de periodista es, casi empatada con la de juez, la peor valorada por la sociedad de un total de 16, en el último y reciente sondeo del CIS. Por debajo de camarero, barrendero, albañil o policía. Victoria Prego, presidenta de la APM, considera la valoración “injusta” puesto que “el periodismo ha prestado servicios impagables a la democracia”. Pero lo cierto es apenas un 4,1% de los padres consultados se la aconsejarían a sus hijos.