¿Sigue siendo el feminismo una causa por la que luchar, o carece de sentido en una sociedad en la que la igualdad ante la ley ya se ha alcanzado? Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, Crónica Global se ha puesto en contacto con diversos expertos en el ámbito de las desigualdades para que expliquen cuáles son los principales retos u obstáculos con los que aún se encuentran las mujeres para conquistar la plena igualdad.
Una de las cuestiones que más preocupa a los expertos y que representa un factor inédito que no se daba en una generación anterior es que, entre las mujeres jóvenes, el feminismo ha perdido fuelle. No todas las razones que lo explican son negativas.
En gran parte se debe a que las nuevas generaciones de mujeres han crecido en un ambiente normalizado, en el que han podido acceder a la universidad y tener las mismas oportunidades que su compañeros varones. No obstante, desde diversas asociaciones feministas, como E-Mujeres, advierten de que la pérdida de concienciación sobre el machismo es un obstáculo para avanzar hacia una igualdad no solo formal, “sino también efectiva”.
¿Por qué hay menos percepción?
La presidenta de E-Mujeres y directiva de la Federación de Empresarias y Profesionales (BPW Spain), Angustias Bartomeu, explica que “las jóvenes son menos combativas con sus derechos” porque “no tienen tanta percepción de desigualdad”.
Esto, según Bartomeu, se debe a que la mayoría de mujeres sigue decantándose por profesiones “más feminizadas”, en que la competencia es menos agresiva y, en consecuencia, desconocen lo que todavía falta lograr en otros ámbitos. “Muchas mujeres no salen de su zona de confort y entonces no se dan cuenta de la desigualdad que existe en otros sectores como el de las directivas”, añade la presidenta.
La última encuesta del CIS también muestra que ha crecido el número de mujeres jóvenes que no saben detectar --o son menos críticas-- ante las actitudes machistas. Según el informe, el 33% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años incluso no considera violencia de género comportamientos de sumisión al hombre tales como el control del móvil o no permitir que trabajen o estudien.
Un proceso de 'auto-selección'
El profesor de sociología de la Universidad de Zaragoza y experto en desigualdad, Pau Marí-Klose, coincide con Bartomeu cuando habla de un fenómeno llamado auto-selección: “Un dato muy poco discutido es que una de las principales fuentes de desigualdad en el mercado de trabajo es el resultado de la auto-selección que las mujeres realizan de sus profesiones. En la universidad, las mujeres se concentran en titulaciones con bajas remuneraciones y menor proyección profesional (ciencias humanas, sanitarias y sociales), mientras los varones están sobre-representados en ingenierías”.
Según los expertos, el “techo de cristal” sigue siendo un problema real. Marí-Klose asegura que “las mujeres tienen dificultades para llegar a ocupar puestos de dirección y gerencia en las organizaciones”. Ello se debe en parte a las obligaciones familiares que todavía adquieren y asumen cuando se emparejan y tienen hijos, pero también, añade, a las "trabas a la promoción cuando los jefes son mayoritariamente de sexo masculino”.
Principal reto: cambiar a los varones
“El principal reto es posiblemente cambiar a los varones”, así de contundente se muestra el sociólogo, que prosigue que “la raíz de buena parte de los problemas que las mujeres sufren en el mercado laboral se derivan de la falta de plena corresponsabilización de los hombres en el hogar”.
Una mayor implicación del varón se consigue más fácilmente cuando las mujeres aportan recursos significativos al hogar: “Es más común en parejas de doble ingreso con aportaciones equilibradas, en especial cuando no hay niños", sostiene.
En la misma línea, el último informe de Eurostat publicado este lunes confirma la brecha existente entre hombres y mujeres a la hora de dar prioridad a la vida familiar. “Casi la mitad de las mujeres (45,1%) con un mínimo de tres hijos trabajan media jornada, mientras que los hombres en la misma situación solo un 7% lo hace”, reza el informe.
Los usos en la toma de decisiones
En un contexto que no es enteramente meritocrático, a igualdad de condiciones, los jefes tienden a promocionar a otros varones con los que los unen lazos de amistad o cercanía, cultivados en espacios informales donde estos tienen más facilidad para relacionarse (bares, actividades lúdicas, espectáculos deportivos).
“Muchas decisiones se toman en una copa tras una reunión, cuando la mujer ya se ha ido porque tiene otras responsabilidades familiares”, critica Bartomeu, que pone incluso de ejemplo situaciones que viven mujeres diputadas en la Cortes Generales a las que les han cambiado su posición en las listas electorales una vez se había terminado la reunión. "Ellas ya se habían ido a casa y los hombres de sus mismos partidos estaban tomando una copa cuando decidieron los cambios", agrega.
Las feministas anti-feministas
El movimiento feminista tiene muchas vertientes pero, quizás, una que está ganando terreno y que no acaba de agradar entre las defensoras del discurso más ortodoxo es la visión del movimiento que representan feministas como Camille Paglia, Elizabeth Badinter o Caroline Fourest.
Paglia, es ya una mujer mayor pero su discurso se ha revalorizado con el pasar de los años. En diciembre de 2015, la escritora afirmaba en una entrevista en Spiked que el feminismo actual se limitaba a una visión de “mujeres de clase alta” y que "había muerto" como movimiento ya que no aceptaba la crítica interna.
Por su parte, la periodista Caroline Fourest --a quien Crónica Global ha traído a España traduciendo algunos de sus artículos-- matiza la funcionalidad de las cuotas femeninas al considerar que pueden perpetuar la situación de desigualdad: "No puede ser que esto [las cuotas] sirva para reactivar los clichés sobre la mujer. Hay que señalar que estas medidas son, en todo caso, de transición, temporales y únicamente orientadas a dar una patada al hormiguero", señala en un artículo publicado en Le Monde titulado Feminismo para torpes.
El feminismo es sin duda un movimiento con mucha historia y, según sostienen los expertos, siempre ha tenido fases cíclicas. En las sociedades occidentales se ha alcanzado la igualdad ante la ley --algo que no sucede en la mayoría de países del mundo-- y, pese a que aún falta camino por recorrer, hay un pensamiento general que considera que lo más importante se ha logrado. Pero quizás conviene no olvidarlo y recordarlo más allá del 8 de marzo.