"El objeto procesal de esta causa de acuerdo a la prueba producida hasta el momento lo constituye la hipótesis de que Alberto Nisman ha sido víctima del delito de homicidio". Así reza el dictamen del fiscal general argentino Ricardo Sáenz sobre la polémica muerte en extrañas circunstancias, en enero de 2015, del también fiscal Ricardo Nisman, que apareció con un disparo en la cabeza en un momento muy peculiar.
Murió unas horas antes de su comparecencia en el Congreso argentino para explicar una denuncia contra la entonces presidenta Cristina Fernández por presuntamente haber encubierto el atentado de 1994 contra una entidad judía argentina, a cargo de terorristas iraníes.
La querella de la familia
En su dictamen, que no es vinculante, y expuesto ante la Cámara del Crimen, el fiscal Sáenz respalda la petición de las querellas de la familia de Nisman, y pide apartar del caso a la juez actual y trasladar la causa a un magistrado federal.
"Los recurrentes sostienen con razón que la presencia en el departamento de Nisman del arma que le dio muerte no está avalada por una explicación lógica", sostiene el fiscal en su dictamen.
Añade que la tesis del suicidio no se sostiene, puesto que Nisman estaba "satisfecho y de buen ánimo" en los días previos a su muerte, así como "plenamente convencido de la justicia de sus acciones", refiriéndose a su frustrada comparecencia en el Congreso.