El consejero de Salud, Toni Comín, ha iniciado su particular cruzada contra los hospitales privados siguiendo el guion escrito por los socios políticos de la CUP. En el Parlament movió ficha disparando fuego graneado contra las empresas que explotan hospitales privados, pero lo hizo de forma desorganizada, más propio de una cruzada religiosa que de una actuación política sería, según reconocen diferentes fuentes del sector sanitario catalán.
Comín compareció en el Parlament y levantó su bandera anunciando que el día 22 expulsará del Sistema Sanitario Integral de Utilización Pública de Cataluña (SISCAT) a dos hospitales privados: la Clínica del Vallés y el Hospital General de Cataluña (HGC). De esta forma, el consejero llevó a la práctica sus declaración de intenciones --publicada antes incluso de ser nombrado-- cuando afirmó que “el modelo SISCAT debe volver a su esencia. Sólo debe integrar operadores hospitalarios sin ánimo de lucro”.
Perplejidad de los expertos
Según datos del departamento, “el contrato del HGC finaliza en agosto y el de la Clínica del Vallès de forma inminente”. El flamante consejero apuntó también a otro hospital del grupo Quirónsalud, el Sagrat Cor, pero aplazó la decisión --“por la complejidad del tema”, dijo-- y abrió una nueva puerta para saber “en manos de qué operador público se deja la gestión” del centro sanitario.
Tras la comparecencia de Toni Comín, en el sector sanitario catalán reina la perplejidad. No tanto por los anuncios del consejero en sí mismos sino por su bisoñez. Esta extrañeza sube enteros hasta el “cabreo monumental” entre los más de 2.100 trabajadores de los tres hospitales señalados. De hecho, los comités de empresa y las juntas facultativas de los tres centros mantienen reuniones porque quieren “explicar al Departamento de Salud la realidad que parece desconocer”.
Movilización de los trabajadores
En fuentes sindicales no se descartan movilizaciones. “También somos trabajadores catalanes”, aseguran. De entrada, estudian qué protestas llevar a cabo y solicitarán reuniones con el consejero Comín. Por su parte, la dirección del grupo Quirón mantiene la discreción y señala: “Hasta ahora no tenemos noticias de los planes de la consejería”.
Comín habló de la finalización de los trabajos de los dos hospitales que serán expulsados de la SISCAT, aunque lo cierto es que ambos carecen de convenio porque tienen un contrato específico ganado vía concurso. El de la Clínica de Sabadell finaliza en agosto de este año, pero el del Hospital General de Cataluña finaliza en el 2021.
Contratos difíciles de deshacer
La diferencia radica en que los contratos específicos ganados vía concurso no contemplan “actividad ordinaria”, sino “actividad complementaria” que se destina “a reducir las listas de espera”. Tanto la Clínica del Vallés como el Hospital General de Cataluña realizan esta actividad complementaria para aligerar el colapso del Hospital Parc Taulí, de Sabadell, y el terciarismo --cirugía cardiaca, radioterapia, emodinamia-- de una zona carente de inversiones sanitarias públicas. En 2014, según datos del departamento, la Clínica del Vallès realizó 2.573 derivaciones y el General de Cataluña 663 operaciones derivadas del Parc Taulí.
Si ahora, el hospital vallesano las debe asumir, la pregunta es cómo lo hará. Seguramente el consejero no lo sabe. El mismo día de su comparecencia parlamentaria su departamento apuntaba que “no se descarta recurrir a estos centros privados”. Seguramente esta afirmación obedece a la imposibilidad del Taulí de asumir estas operaciones, explican los profesionales del sector.
Faltan alternativas para reducir listas de espera
Tampoco el Hospital Clínic parece estar en condiciones de asumir derivaciones del Sagrat Cor. Si estos hospitales no pueden asumir esta nueva carga, las listas de espera aumentarán de forma ostensible. Los objetivos del Govern son reducir las listas un 10% en intervenciones quirúrgicas y un 50% en visitas al especialista y en pruebas diagnósticas. Un total de 160.000 personas afectadas por las demoras, según reconoció el consejero en RAC1.
Comín afirma que se “reforzará la actividad pública del Parc Taulí y del Clínic”. En opinión de profesionales del sector que prestan sus servicios en la sanidad pública, el consejero mantiene estas tesis por desconocimiento, sin tener en cuenta que estos hospitales “están colapsados y no pueden aumentar ni su plantilla ni las horas extras de sus trabajadores”. Además, ¿cómo se financiarán las operaciones?
¿Es eficiente la sanidad pública?
El coste de las altas médicas es mayor en la sanidad pública que en la privada. Como dato sirva este. Según el blog rba salut i gestió, el coste de las altas en el hospital Sagrat Cor se sitúan en torno a los 1.900 euros mientras que en el Hospital Clínic no bajan de los 3.000 euros. Además, las operaciones, que el consejero pretende que sean asumidas por el Parc Taulí y el Clínic, deberían tener en cuenta el aumento de las plantillas de los hospitales públicos --lo que es imposible en la actualidad-- o la absorción de trabajadores de los privados --más imposible todavía, según los sindicatos--. ¿De dónde saldrá el dinero y las plantillas?, se preguntan. Por otra parte, el desempleo de los profesionales médicos en Cataluña es apenas existente a tenor de los datos del Colegio de Médicos que, a día de hoy, oferta apenas 78 demandas de empleo.
El sector sanitario se pregunta también cómo se resuelve una situación “que vence en el año 2021, como todos los de los centros del SISCAT”, y apuntan otro conflicto “cómo se pagarán las indemnizaciones que cualquier juzgado dictaminará que se deberán al grupo Quirón”, por la resolución de los acuerdos actuales.
Además de estos problemas, el sector sanitario incide en otra cuestión: “¿Cómo el consejero pasará la gestión del Sagrat Cor a un operador público teniendo en cuenta que en este hospital además de los enfermos públicos se atienden a los mutualistas de la Alianza, hoy Divina Pastora?”
Comín olvida la salvación de la antigua Alianza
El grupo Quirónsalud adquirió los tres hospitales ahora objeto de los ataques del consejerro tras una profunda crisis que les abocaba al cierre. El Hospital General de Cataluña se construyó en 1984 y a finales de los 90 el proyecto estaba inerte, a punto de “bajar la persiana” tras pasar una situación de quiebra económica. La Alianza era la propietaria del Sagrat Cor y de la Clínica del Vallès, que sufrieron dos expedientes de regulación de empleo (ERE) y estaban ahogados económicamente hasta ser adquiridos por el grupo hospitalario en el 2011. Según fuentes del sector, “hoy son un ejemplo de hospitales equilibrados y de competitividad con plantillas ajustadas”.
El General de Cataluña, el Sagrat Cor y la Alianza de Sabadell son tres de los hospitales privados de enfermos “agudos” de la red pública catalana. Sin embargo, la mayor concentración de privados se sitúa en el sector sociosanitario y en el de salud mental. De los más de 150 centros, un 90% son propiedad de entidades privadas con ánimo de lucro.
Comín mantiene escrupuloso silencio sobre estos centros por la imposibilidad manifiesta del sector público de asumir sus funciones. Comín se remite a la independencia como gran solución. Hasta que llega este “supuesto” momento, el consejero no sabe cómo gestionar la situación más allá de los anuncios grandilocuentes destinados a tranquilizar a la CUP.