Nunca personajes tan diversos han tenido tanto en común. La Infanta Cristina, Marta Ferrusola e Isabel Pantoja se han visto obligadas a rendir cuentas ante la Justicia por su supuesta implicación en los negocios turbios de sus parejas. Las tres se presentan como víctimas de la ignorancia, es decir, que nada sabían de las operaciones fraudulentas de sus cónyuges, pero los jueces no entienden de coartadas amorosas.
La Infanta Cristina se ha convertido en el primer miembro de la familia real española que se sienta en el banquillo. Lo ha hecho en relación con el 'caso Nóos', en el que también es juzgado su marido, Iñaki Urdangarin, en la Audiencia de Palma de Mallorca. Lejos de divorciarse de su esposo --como su propia familia y determinados sectores monárquicos exigían--, la hermana del Rey ha permanecido al lado del ex jugador de balonmano, demostrando así que su matrimonio resiste el rechazo social. Sonriente, elegante, educada... La actitud de la Infanta a su llegada a los juzgados se parece mucho a la que solía tener en los actos protocolarios que ahora le están vedados.
"No tenemos ni un duro"
Marta Ferrusola (Barcelona, 1935), esposa de Jordi Pujol, enmudece cuando tiene un juez delante, pues se acoge a su derecho a no declarar. Pero se le suelta la lengua cuando un periodista o un político indaga en sus líos familiares. Mujer de carácter, se permitió dar lecciones a los diputados en su comparecencia en la comisión sobre el fraude constituida en el Parlament. "Cataluña no se merece esto", dijo, tras asegurar que en su familia "no tenemos ni un duro" y que incluso "vamos con una mano por delante y otra por detrás".
Ferrusola, madre de siete hijos, devota cristiana como su marido, ejerció activamente como primera dama. Y está convencida de que atacar a su marido es atacar a Cataluña.
Se le rompió el amor
Isabel Pantoja (Sevilla, 1956) es a la que peor resultado le ha dado el amor, pues a diferencia de las dos anteriores, ella sí ha pasado por la cárcel. Fue condenada a dos años de prisión por blanqueo de capitales e ingresó en prisión el 21 de noviembre de 2014. Le acaban de otorgar la libertad condicional, que será efectiva el 2 de marzo.
Su imagen llorosa en el juicio no convenció a los jueces, quienes consideraron que la folklórica era consciente de la trama de corrupción liderada por su ex pareja, Julián Muñoz, cuando era alcalde de Marbella. El encarcelamiento de la tonadillera ha alimentado la leyenda negra de esta cantante a la que se le rompió el amor de tanto usarlo en el Rocío.