El glaucoma es la principal causa de ceguera irreversible a nivel mundial, afectando a 3,54% de la población con edades comprendidas entre los 40 y 80 años. Los tratamientos para tratar de paliar esta enfermedad se centran en la gestión y prevención de daños mayores, ya que aun no existe cura. La causa principal de este daño se debe al aumento de presión en el líquido del ojo.
Ahora un grupo de científicos del University College de Londres, liderados por el profesor de mecánica de fluidos, Ian Eames, está investigando la manera de mejorar la cirugía de esta enfermedad a través de un proceso de creación de pasteles, y han publicado sus resultados en el Mathematics Today.
Cocción del pastel
"Hemos descubierto que las variaciones en la textura y los patrones son el resultado de diferencias en cómo el agua escapa de la masa durante la cocción y que esto depende en gran medida del espesor y la extensión de la masa”, afirma Eames en el portal Cnet.
Si bien este estudio de cómo se escapa el agua de las tortitas puede ayudar a elaborar tartas mejores, también puede ayudar a entender la flexibilidad de la retina humana, su interacción con los líquidos y vapores, tal como ocurre en el glaucoma.
Para su ‘deliciosa’ investigación, el equipo utilizó 14 recetas diferentes de pasteles de todo el mundo y analizaron el aspecto, el diámetro en relación a la cantidad de mantequilla, y el volumen de la masa según la cantidad de harina puesta por el pastelero.
Y, ¿qué tiene eso que ver con los ojos?
"Trabajamos en mejores métodos quirúrgicos para el tratamiento del glaucoma, que es una acumulación de presión en los ojos causadas por el líquido. Para tratar esto, los cirujanos crean una vía de escape para el fluido cortando cuidadosamente las láminas flexibles de la esclerótica" explicó Peng Khaw, coautor de la investigación y director del Centro de Investigación Biomédica en INDH Moorfields Eye hospital y el Instituto de Oftalmología del UCL
"Estamos mejorando esta técnica mediante la colaboración con los ingenieros y matemáticos. Es un maravilloso ejemplo de cómo la ciencia de las actividades cotidianas nos puede ayudar con los tratamientos médicos del futuro”, concluye.