Se encona el enfrentamiento entre los restauradores y el Ayuntamiento de Barcelona a cuenta de la normativa que regula las terrazas en la calle. Un enfrentamiento que le estalló a la alcaldesa Ada Colau, pese a que la norma es de su predecesor, el convergente Xavier Trias. Y que ahora amenaza con convertirse en guerra abierta --incluso en los tribunales-- en la penúltima zona de moda de la ciudad, el Poble Sec.
El ayuntamiento aprobó la semana pasada el plan de ordenación singular de las terrazas de las calles Blai y Blesa, la zona más concurrida del barrio, que se ha convertido en el último decenio en un polo de atracción para el ocio nocturno en la ciudad. Tanto el equipo de gobierno actual como el anterior ya habían aprobado normas específicas para zonas concretas, sin excesivo revuelo. La particularidad es que para las calles Blai y Blesa se recortan horarios de apertura de terrazas con respecto a la normativa de toda la ciudad.
Sólo hay recortes en esta zona
En estas dos animadas calles, ahora podrán instalarse terrazas hasta las 11 de la noche de lunes a jueves, y hasta medianoche en fin de semana. Estos horarios suponen recortar una hora respecto a los de los bares del resto de Barcelona. Y los restauradores lo han considerado como un casus belli.
"Ni la ordenación singular ni la alcaldía pueden limitar horarios", señala a este medio Roger Pallarols, director general del Gremio de Restauración de Barcelona. Explica que la normativa general "que tiene rango superior", no prevé que las normas concretas de los barrios puedan "reducir horarios". Que sólo puede hacerse mediante "un decreto de alcaldía", y, en todo caso, para ampliarlos.
El gremio anuncia que interpondrá un recurso contencioso administrativo una vez se publique formalmente el decreto. "Los jueces ordenarán lo que no se ha ordenado por acuerdo", proclama. Y, de hecho, una de las principales quejas de los restauradores es que no han sido "escuchados" por el ayuntamiento.
Contra las entidades vecinales
Pallarols relata que la decisión sobre las terrazas de Blai y Blesa se tomó "en octubre, en una reunión a la que no fuimos conovocados adecuadamente", y en la que sí participaron las entidades vecinales. "No convocar deliberadamente a un sector claramente afectado no es participación", lamenta. Y carga también contra los representantes vecinales, cuya representatividad cuestiona.
"Todos estamos de acuerdo en defender el descanso de los vecinos", razona. Pero asegura que ellos mismos desean "disfrutar del espacio público" en las terrazas. Y añade que la zona del Poble Sec afectada, antes de su éxito actual como zona de ocio, era un lugar "con problemas de delincuencia e inseguridad", por el que "daba miedo caminar por la noche".
El consistorio: "buena solución"
El ayuntamiento asegura que, por el contrario, llevó a cabo un "proceso participativo con vecinos y restauradores", y que "se ha contado con todos los sectores". La solución permite "poner orden en un lugar específico con alta densidad de locales y de ocupación del espacio público". Y defiende concretamente la reducción de horarios como una medida para no perjudicar a los restauradores.
Así, el consistorio explica que podría haber optado por reducir el número máximo de terrazas, que se fija ahora en 37, cuando actualmente hay 34 permisos concedidos. "Es una buena solución para garantizar la convivencia, el derecho al descanso y la actividad económica", argumenta el ayuntamiento. De esta forma, añade, ningún establecimiento de los que actualmente tiene una terraza en la calle deberá retirarla.
No obstante, no se cierra a retocar la norma. Explica que llevará a cabo un "seguimiento" de la implantación de esta ordenación singular, y que valorará "futuras modificaciones en caso de que se consideren necesarias".