En el trasfondo de las negociaciones entre los principales imputados por el caso ITV y la fiscalía anticorrupción está ese curioso instinto de protección que les sobreviene a algunos imputados para con sus esposas que, a la postre también y colateralmente, están imputadas. Le pasó a Diego Torres y también a Iñaki Urdangarin que han antepuesto la salida airosa de sus respectivas al desenlace de las causas abiertas contar ellos.
Esta situación también se repite en el caso de Oriol Pujol, que ha dado órdenes expresas a sus abogados para que sitúen como prioridad en las negociaciones de un pacto de conformidad con la fiscalía, el hecho de que su esposa, Anna Vidal Maragall, salga lo mejor parada posible.
Me lo como pero sin cárcel
La propuesta que tiene sobre la mesa el fiscal, Fernando Maldonado, contempla el reconocimiento del delito de tráfico de influencias por parte del propio Oriol Pujol y de su íntimo amigo, Sergi Alsina, reconocimiento que están dispuestos a asumir siempre y cuando se garantice que la pena acordada no implique el ingreso en la cárcel.
De momento, el fiscal no ha presentado escrito de calificación provisional de la causa mientras no se agoten todos los extremos de una negociación que, por otro lado, no es del agrado ni de la fiscal general del Estado ni del fiscal jefe anticorrupción.
Los que sí han presentado su escrito son los abogados del sindicato Manos Limpias que ostentan la acusación popular. Piden 11 años de cárcel para el político del clan Pujol por tráfico de influencias, cohecho y falsedad.