Corea del Sur es uno de los países más conectados del planeta, con una red de wifi muy extensa y un sistema educativo que permite a los estudiantes de primaria llevar sus móviles y dispositivos tecnológicos en las aulas.

Quizás debido a su gran desarrollo tecnológico también es de los primeros países que ha observado una creciente adicción de los adolescentes a internet. Según explica The Washington Post, Corea del Sur está lidiando con un creciente número de jóvenes que no saben cómo vivir una vida analógica.

Por esta razón se han creado campamentos para rehabilitarse de esta adicción. En el primer día de campamento todos los residentes deben entregar sus dispositivos móviles. Durante tres o cuatro semanas se ofrecen cursos para aprender a reducir el estrés y fomentar las actividades saludables que incluyen senderismo, escalada en roca o aprender a tocar la guitarra.

El 10% de los jóvenes son adictos

Las encuestas sugieren que aproximadamente el 10% de los adolescentes coreanos son adictos a Internet, y el gobierno ha tratado de contrarrestar esta dinámica a través de medidas como la Ley de Cenicienta, que niega el acceso a internet después de la medianoche a los menores de 16 años.

El Estado coreano es que quien se encarga de dar los certificados de adicción. Desde el Centro Nacional para el Tratamiento de la Adicción a Internet para Jóvenes explican al rotativo estadounidense que "el gobierno ha estado promoviendo I.T.” y que ahora está ayudando a resolver una adicción que, a su juicio, “creó el mismo gobierno”.

Pesadillas recurrentes

Algunos de los adolescentes que han pasado por el campamento explican su experiencia. Este es el caso de Yoon Yong-won, un estudiante que estuvo 27 días interno en el campamento. En su sexto día empezó a tener pesadillas recurrentes. Se despertaba abruptamente en medio de la noche soñado que estaba jugando con su móvil.

Yong-won también explica la sensación que se tiene el primer día cuando te obligan a entregar tu móvil: “Pensé que mi futuro era todo negro”, es como sentirse “cautivo” y “frustrado”, concluye.