La muerte del exespía Alexander Valterovich Litvinenko dejó a la policía, a la Guardia Civil, a la Fiscalía Anticorrupción y a la Audiencia Nacional sin una buena carga de munición incriminatoria contra los miembros de la mafia georgiana.
Esa organización, asentada en el Mediterráneo español, especialmente en Cataluña, la dirigía el Vor Zakone (“ladrón en la ley”, lo que en el argot de la mafia rusa significa “el capo máximo” de la organización), Zahkar Kalashov.
‘Operación Avispa’, el mayor golpe a la mafia rusa
Algunos de los principales dirigentes de esta organización fueron detenidos en mayo de 2005 en la llamada operación Avispa. La coordinaba la Fiscalía Anticorrupción y supuso la mayor operación contra la mafia rusa y georgiana jamás realizada hasta el momento.
En ella participaron los servicios de inteligencia de más de diez países, incluido el CNI, que jugó un papel determinante.
La muerte del espía díscolo
Litvinenko fue asesinado con polonio 210. El día uno de noviembre de 2006, cuando la Operación Avispa en España prácticamente no había hecho más que comenzar, Litvinneko que residía asilado en Londres con su familia tras huir de Moscú, se trasladó al bar del Hotel Millenium de la capital británica para reunirse con Andrei Lugovoi y con Dmitry Kovtun, dos ex compañeros suyos del antiguo KGB (ahora FSB).
Parecía una reunión de amigos, pero no fue así.
Asesinato de película
El té que tomó Litvinenko estaba contaminado con polonio 210, una sustancia altamente radiactiva y letal de necesidad. Dos días después, el exespía empezó a notar una severa indisposición por la que tuvo que ingresar en el University College Hospital.
Transcurridos 15 días, los médicos del instituto de patología del Royal London Hospital identificaron partículas de polonio 210 en el cuerpo del enfermo. Alguien se había propuesto matar a Litvinenko. Y lo consiguió.
El exespía ruso moría el día 23 de noviembre a los 43 años de edad a causa de un fallo multiorgánico provocado por un síndrome de irradiación aguda.
El MI5 desempolva el caso
Ahora, el lord inglés que actúa en funciones jurisdiccionales, Robert Owen, ha concluido una minuciosa investigación fundada básicamente en los informes secretos de MI5 (servicio de contra inteligencia británico) que apunta al presidente ruso, Vladimir Putin, y a su hombre en el FSB, Nikolai Patrushev, como las personas que diseñaron y ordenaron la muerte de Litvinenko.
La historia nace en España
La Operación Avispa que, en su primera fase se desarrolló en el mes de mayo del 2005 con un balance de 28 detenciones, se empezó a fraguar a principios del año 2000.
Expertos en crimen organizado internacional de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, empezaron a recabar información sobre las actividades de la mafia georgiana en España, especialmente en Cataluña y Marbella.
Alerta policial
Las sospechas policiales crecían por momentos y el análisis de la información que se acumulaba apuntaba a que esa organización criminal, liderada por Kasashov se habían hecho con el control de decenas de negocios en Barcelona (fundamentalmente restaurantes y tiendas), que no eran más que tapaderas para el blanqueo del capitales procedentes del tráfico de armas, de droga, secuestros y trata de blancas.
Los mafiosos, incluso, se habían acercado a factótums de CiU, la formación política entonces dominante en Cataluña. Buscaban expandir sus tentáculos al sector público.
La patata caliente, al juez
Los indicios eran abrumadores y la metástasis criminal de esa organización mafiosa se extendía a demasiada velocidad. Así que la policía y la Guardia Civil presentaron sus informes de inteligencia ante diversos jueces de la Audiencia Nacional.
Para desazón de los investigadores, nadie quiso dar un paso adelante ante la enjundia, y probablemente ante la peligrosidad, que suponía investigar aquellos indicios tan bien fraguados por las fuerzas de seguridad.
Aparece Anticorrupción
Finalmente, y casi a la desesperada, los policías recurrieron a un fiscal llamado David Martínez Madero quien, de la mano del entonces fiscal jefe anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, acababa de ingresar en esa fiscalía especial contra el crimen organizado y la delincuencia económica.
Alguien les dijo a policías y guardias civiles que Madero no era de los que se achicaba ante la complejidad o gravedad de los asuntos a investigar.
Efectivamente, Martínez Madero, activó esta investigación que, con el posterior apoyo del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu desembocó en mayo de 2005 en la primera fase de la llamada Operación Avispa que se desarrolló en Barcelona, Murcia, Alicante y Marbella.
Los fiscales quieren más
Fuentes próximas a la Audiencia Nacional han ratificado a Crónica Global que tanto los expertos en crimen organizado internacional de la policía y de la Guardia Civil, como (y especialmente) el CNI tenían algo más que la intuición de que el controvertido espía Alexander Litvinenko, que se había enfrentado a cara descubierta al presidente ruso y a su demoledor servicio de contra espionaje, disponía de información sensible y veraz como para aplastar, definitivamente, a la mafia criminal georgiana y para, al mismo tiempo, desentrañar sus más que probables relaciones con el poder político de aquel y de otros países.
Maniobra ultra secreta
Con el sigilo propio y necesario de este tipo de gestiones, y con el amparo y tutela del Centro Nacional de Inteligencia, Anticorrupción entró en contacto con Litvinenko, al objeto de pedirle su colaboración para asentar un nuevo y definitivo golpe al resto del clan criminal de Kalashov.
La fuentes consultadas por este medio aseguran que no costó llegar a un acuerdo: Litvinenko facilitaría datos relevantes a las autoridades judiciales y policiales españolas sobre las actividades de la mafia rusa y georgiana en España y de las conexiones de los “Vor Kakone” con el poder político ruso, georgiano y también español, al más alto nivel.
Mientras avanzaba la investigación del caso Avispa, se establecían contactos con Litvinneko para finales de aquel 2006.
Pero nunca llegaron a materializarse. Litvinenko moría asesinado.