“Sin ninguna duda, la sangre derramada de forma ilegal de ese mártir inocente tendrá un rápido efecto y la divina venganza caerá sobre los políticos saudíes. Así amenazaba el líder supremo de la República Islámica de Irán, el aytolá Seyyed Alí Jameini, al reino vecino tras el anuncio de la ejecución de 47 personas acusadas de terrorismo, entre ellas el clérigo chií opositor Nimr al Nimr.
Jameini realizó las declaraciones durante el inicio de su curso a los clérigos en Therán este domingo. Pidió que el mundo entero actúe de forma responsable ante este y otros “crímenes” cometidos por el régimen saudí en Yemen y Bahréin.
Reacción en el mundo chií
En cuanto a la ejecución de Al Nimr, aseguró que se trataba de un “error político” del Gobierno saudí y enfatizó que “Dios Todopoderoso no quedaría indiferentes ante la sangre de los inocentes y esta sangre injustamente derramada afligirá con rapidez a los políticos y altos cargos del régimen saudí”.
La reacción del mundo chií fue prácticamente simultánea. La embajada de Arabia Saudí en Irán ardió la noche del sábado al domingo, mientras las protestas se repetían en las calles de Irak, Líbano o Yemen.