Será el proceso judicial del año. El próximo lunes, 11 de enero, empieza la vista oral del caso Nóos, que tiene como principal imputado a Iñaki Urdangarin. Pero como gran protagonista a la infanta Cristina, también imputada, como colaboradora imprescindible para el presunto fraude de su marido. El juicio podría prolongarse durante todo el primer semestre del año.
En la vista se juzgará el presunto fraude de de 6,2 millones de euros de dinero público, que la acusación cree que Urdangarin y su exsocio Diego Torres desviaron a través de una compleja trama de empresas ficticias, con el Instituto Nóos como epicentro.
La Fiscalía Anticorrupción pide 19 años y medio de cárcel para Urdangarin y 16 y medio para Torres. Ni la Fiscalía ni la acusación particular --que ejerce la Agencia Tributaria-- han presentado cargos contra la Infanta. Pero sí el sindicato Manos Limpias, como acusación popular, que pide para ella una pena de ocho años y medio, como cooperadora necesaria en dos delitos fiscales presuntamente cometidos por su marido.
Colaboradora necesaria
En concreto, la acusación de Manos Limpias cree que la Infanta jugó un papel indispensable para que Urdangarin defraudase hasta un total de 337.138 euros en las cuotas del IRPF correspondientes a los años 2007 y 2008, a través de la empresa de la que ambos son copropietarios, Aizoon, y que constituía una de las mercantiles pantalla que integraban el conglomerado empresarial urdido por Urdangarin y Torres.
El juicio, con 18 acusados, 363 testigos y 21 peritos, puede alargarse hasta el 30 de junio, según el calendario previsto. Pero cabe la posibilidad de que la infanta Cristina lo abandone mucho antes. Y es que, en la primera jornada de la vista, en la fase de cuestiones previas, su defensa planteará que se le aplique la doctrina Botín, según la cual no debe juzgarse a alguien acusado sólo por la acusación popular, si fiscalía y acusación particular no ven delito alguno.