-- ¿Los partidos se han mostrado sensibles sobre la reforma horaria en estas elecciones?
--Es paradójico: en las elecciones catalanas la verdad es que fue una reacción tibia por parte de los diferentes grupos, teniendo en cuenta el consenso y los avances que hemos tenido en los últimos dos años. En cambio en las generales, los partidos de ámbito estatal le han dado una vuelta de tuerca, a pesar de los pocos avances políticos en los últimos años.
--¿Cómo avanzan los trabajos del Consejo?
--Acabamos de empezar. Este Consejo tiene como objetivo recoger el legado de la iniciativa ciudadana (Iniciativa para la Reforma Horaria). Tuvimos claro desde el principio que este proyecto era para 3 años y que debía ir mutando a medida que se aproximaba la fase de reforma. De esta manera, en 2016 intentaremos acciones de calado de reforma y cerraremos la asociación que montamos para ello. Somos un grupo de personas expertas e interesadas que dedicamos nuestro tiempo libre a esta empresa. Empezamos reuniéndonos en las universidades. Ahora lo hacemos en el Palau de la Generalitat. Esto puede que sea un buen síntoma de que estamos cerca de nuestros propósitos.
--¿Podrías aventurar una fecha para el "apagón"?
--¡Nos gustaría! Dependemos demasiado del calendario político. Y éste es muy volátil. Lo que tenemos claro es que la fecha se concretará a medida que se concreten los trabajos parlamentarios, los acuerdos sectoriales den los grandes aceleradores(trabajo, educación, comercio, cultura, administración y movilidad) y el acuerdo de acuerdos.
-- Estamos inmersos en el debate independentista ¿es posible una desconexión horaria con el resto de España?
--Se ha pretendido asociar ambos debates. Nuestra iniciativa es de ámbito catalán pero ojalá España quisiera también sumarse a impulsar la Reforma Horaria. De hecho, tendría muchísimo sentido. Compartimos el problema porque tienen la misma raíz: el desarrollismo, y más concretamente el pluriempleo y las horas extras, que hicieron modificar progresivamente las horas de sueño, de comida, de cena y de desayuno.
-- ¿Qué sector se resiste más a la reforma?
--Esta es la pregunta que más me hacen. La verdad es que no hay nadie que esté en contra. El gran problema es combatir la incredulidad de muchos y la ignorancia de otros tantos. Necesitamos explicar que los horarios que tenemos son producto de un momento histórico y que tienen mucho que ver con el ritmo circadiano. Es decir, con la programación de nuestro cuerpo para hacer determinadas cosas a una u otra hora del día. ¡Las consecuencias son devastadoras! Sobre todo en el ámbito de la salud personal y pública. Así como en lo que tiene que ver con la equidad. Al fin y al cabo vivimos todos 24 horas al día, el problema es que no todos las vivimos con la misma calidad. Planteamos el tiempo como una fuente de riqueza y de transformación de realidades.
-- ¿Cuáles son las ventajas de la reforma horaria?
-- De entrada, mejor salud, siguiendo por una mayor disponibilidad de tiempo de libre disposición. Podemos mejorar el acompañamiento de nuestros hijos. También la salud del tejido productivo ya que somos el país con la productividad más baja de Europa. Ayudaría a equilibrar la pirámide poblacional, que es clave para nuestra economía. Y por supuesto mejorar la calidad de nuestra democracia ya que necesitamos que nuestros ciudadanos tengan tiempo para ocuparse de las cuestiones públicas, cosa que ahora no es posible con estos horarios. Y finalmente, nuestras mujeres puedan tener una vida de más calidad, ahora son las más medicadas y estresadas de nuestro entorno.
-- ¿España es un país noctámbulo o es un mito?
-- Vivimos en un país de mitos. Pero sí es cierto que hemos perdido una hora de sueño en los últimos veinte años. ¡Es muchísimo! Eso quiere decir que hay personas que han perdido hasta dos. Nosotros decimos que el podemos ser un país nocturno y ofrecer al turismo una oferta potente pero eso no resta que podamos ofrecer a nuestros ciudadanos unos mejores horarios como pasa en ciudades que están abiertas las 24 horas.