El número de mujeres multimillonarias en todo el mundo ha llegado a su punto más alto de toda su historia. Un total de 145 mujeres están en la cima de la fortuna, un incremento de casi siete veces al número de las dos últimas décadas.
Así lo refleja un estudio realizado por la compañía global de servicios financieros UBS y PwC. De acuerdo con el estudio, este crecimiento proviene principamente del continente asiático, que ha engrosado una lista de fortunas que en 1995 solo ocupaban 22 mujeres.
La lista está formada por fortunas ya consolidadas, como la heredera de la firma de productos cosméticos L’Oréal, Liliane Bettencourt, de 93 años de edad, o las hijas de los supermercados Walmart, Christy y Alice Walton, pero también de nuevas fortunas, mujeres que son la primera generación en levantar un imperio.
Mujeres que levantan imperios desde cero
China, Hong Kong y la India lideran el ranking de los países en las que han crecido nuevas fortunas femeninas. Uno de los casos paradigmáticos es el de Zhang Xin.
La empresaria empezó a trabajar en una fábrica de ropa a la edad de 14 y ahora se ha hecho un nombre como magnate en el mercado asiático. Xin, que logró ahorrar suficiente dinero en su juventud para estudiar en la Universidad de Sussex en el Reino Unido, ahora es un valor estimado de 3 mil millones de dólares.
Hombres ricos mayores de 60 años
A pesar del rápido aumento de estas riquezas en femenino, el campo sigue estando dominado en gran parte los hombres mayores de 60 años, que actualmente asciende a 1.202. Sin embargo, su crecimiento se está desacelerando, aumentando sólo en un factor de 5,2.
El número de multimillonarios mundiales, incluyendo ambos sexos, pasó de 289 en 1995 a 1.347 en 2014, según explica el estudio. Durante ese período, el PIB mundial pasó de los 30 billones a más de 77 billones de dólares.
Los tres principales sectores en los que estas mujeres logran tanto éxito son los de la propiedad, la industria y la salud.
En una entrevista con los autores del informe, uno de estas mujeres multimillonarias cuenta que el patrón tradicional asiático de ahorro, combinado con una educación occidental relativa al aprendizaje de las prácticas empresariales occidentales, fueron las claves de su éxito.