Su influencia será escasa en las elecciones del 20D, pero el islam crece hasta situarse como la segunda religión de España después del catolicismo. El 40% de los casi dos millones de personas que profesan esta religión ya son españoles de nacionalidad. Nada menos que 800.000 de los 46,4 millones de españoles totales, según datos del INE y la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE).
Las cifras, siempre aproximadas porque según la Constitución no se puede preguntar a los ciudadanos la religión que profesan, son más abultadas en Cataluña, donde ya superan los 500.000 y, con un 7,2% de la población, se acercan a porcentajes de Bélgica y Francia.
Unos 50.000 conversos
Si son demasiados o no es algo subjetivo. Pero llama la atención el crecimiento del 30% en los últimos 12 años. La radiografía estadística muestra que la población musulmana inmigrante ha caído y que el aumento se debe a hijos de parejas mixtas y españoles nativos hijos de familias cristianas que han abrazado la fe islámica.
El número de conversos ronda los 50.000, unos 20.000 de ellos en el último año, según el censo de la UCIDE. Una cifra considerable, que nos acerca a los 80.000 de Francia y los más de 100.000 de Gran Bretaña.
El Observatorio Islámico de Perpignan cifra en más de 7.000 las conversiones al islam desde 2010 en Cataluña. Siete de cada diez de estos conversos han tenido o tienen vinculaciones con el nacionalismo.
Son los que más preocupan a los cuerpos de seguridad, porque encontrarían en ello una forma violenta de rechazo contra España. Muchos de los conversos son mujeres. Webislam.net, un sitio web en español dedicado a propagar esta religión, publicó un artículo en el que anima a las mujeres españolas a casarse con musulmanes.
Comodidad o aliciente
¿Qué puede llevar a un español abrazar otra religión diferente a la suya, practicante o no? ¿Tanto poder de atracción tiene el Corán? Algunos expertos y estudiosos de la cultura árabe y la religión musulmana, apuntan un dato importante: “No es lo mismo convertirse al Islam en España que en cualquier otro país árabe”.
Si a una mujer la pillan en adulterio no la lapidarán en ningún país occidental. Ni tan siquiera es delito. Y si un musulmán roba, le aplicarán las leyes civiles de cada Estado y no las leyes institucionalizadas de cualquier nación árabe, a la luz del Corán.
“Ser musulmán en España es cómodo. Se les respeta y hasta pueden vivir como si no lo fueran. No pocos viven aspectos del Corán que les resulte más fácil de aplicar”, apuntan.
Otros estudiosos consideran que el ser humano es religioso en el fondo y descubrir cualquier religión puede ser un aliciente y una ayuda en su vida. También ocurre que las personas se abrazan calor de quien las acoge. Si una comunidad musulmana les ampara, se convertirán al islam.
Enseñanza y hiyadismo
Los expertos en inmigración consideran que se debe desvincular la conversión al islam del fenómeno hiyadista. No obstante, ya son más de 600 los detenidos en España por intentar captar combatientes. Es esta una práctica que ha conseguido situar en primera línea de batalla a un centenar de españoles. Según un estudio de la inteligencia americana, estos conversos, que mantienen su nombre y apellidos de “españoles al 100%”, son presionados para que cometan atentados como prueba de su nueva fe.
Muchos creen que la mejor prevención es mejorar el estudio y el conocimiento del Islam correcto. Es imprescindible que las mezquitas sean dirigidas por imanes nacidos y educados aquí. “Es la asignatura pendiente”, asegura Riay Tatary, presidente de la UCIDE, quien denuncia que el 90% del alumnado musulmán carece de clases de religión, un derecho reconocido por la Constitución.
Se trata de una competencia transferida a las comunidades y que sufraga el Estado. Pero no se aportan los presupuestos y en la actualidad solo se atiende a la demanda básica en la etapa de primaria en Andalucía, Aragón, Canarias, País Vasco, Ceuta y Melilla. En secundaria, sólo hay 47 maestros en todo el territorio. Los mismos que en el 2008.