Representantes reunidos en la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones en Ginebra no se han puesto de acuerdo sobre la conveniencia de mantener o desechar los segundos bisiestos.
La decisión, que asegura que el tiempo oficial se mantiene sincronizado con la rotación de la Tierra, ha quedado retrasada por al menos ocho años más. No existe acuerdo sobre si realizar estas inserciones ocasionales en la medición del tiempo tiene más ventajas o inconvenientes. Para tener más información, se ha aplazado hasta 2023 la decisión sobre la eliminación de esta corrección.
Un minuto de desfase cada cien años
Los segundos intercalares o bisiestos son necesarios porque la rotación de la Tierra se desacelera de forma impredecible. Sin ellos, la hora del día en que el Sol está en el punto más alto en el cielo se desviaría aproximadamente un minuto cada cien años. Sin embargo, estos segundos extra tienen que ser programados manualmente en los sistemas electrónicos y pueden trastornar sistemas que dependen de tiempos precisos. El último año con un segundo de más fue 2015.
La mayoría de los países, entre ellos China, Estados Unidos y muchos en Europa son partidarios de eliminar los segundos intercalares y basar el tiempo universal coordinado (UTC) en la marca continua de los relojes atómicos.
Rusia y Reino Unido, a favor del segundo bisiesto
La hora oficial se movería lentamente fuera de sincronía con la rotación de la Tierra, pero teniendo en cuenta que se necesitarían miles de años para acumular una diferencia que es mayor que el tipo de cambios ya causados por el cambio de los relojes hacia atrás y hacia adelante para el horario de verano, muchos sostienen que ésto causaría pocos problemas.
Una vez que la deriva fuera apreciable, sostienen los defensores de la iniciativa, la corrección se podría resolver con el añadido de un minuto, o incluso de una hora.
Un pequeño número de países sin embargo, incluyendo Rusia y el Reino Unido, quieren mantener el segundo bisiesto. El argumento del Reino Unido se basa en gran parte en el deseo de mantener un enlace entre tiempo oficial y la rotación de la Tierra, dice Peter Whibberley, un metrólogo en el Laboratorio Nacional de Física en Teddington, Reino Unido. Rusia defiende mantener el segundo intercalar porque su sistema de posicionamiento está adaptado al mismo.