El caso del cártel colombiano que investiga la Guardia Civil ha permitido observar el mecanismo de triangulación con el que los mafiosos hacen desaparecer las pistas del dinero sin que éste, aparentemente, haya salido del país. Es una forma de 'repatriar' los beneficios.
Para reenviar a Colombia el beneficio del tráfico de una operación de cocaína, los financieros del cártel compraron en China una determinada cantidad de bienes de consumo totalmente normales. El destino de los contenedores con electrodomésticos, detergentes y productos textiles no era España, sino Colombia.
Transporte marítimo
Hasta allí se fletaron. Los destinatarios eran empresarios locales para los que la recepción de ese tipo de mercancías era normal. La única diferencia es que el envío no fue facturado por una empresa en China o en España, sino por una empresa también legal en manos del cártel en la propia Colombia.
Los cerebros financieros de la hawala y cada uno de los intermediarios se llevan una jugosa comisión. A los capos del cártel no les importa quién se lleva esa ganancia, sólo que pueden obtener el retorno de sus inversiones en el exterior por un coste razonable; y sin riesgo.
Estado Islámico mueve el dinero sin moverlo. No deja rastro. La hawala desconcierta a los servicios de inteligencia mundiales, incapaces para seguir la pista de un sistema casi virtual.