Aviones de combate franceses han lanzado un ataque sobre la ciudad de Raqqa, el bastión de Estado Islámico en Siria, según ha informado el Ministerio de Defensa francés.
En la operación han intervenido una decena de aviones que han arrojado no menos de una veintena de bombas sobre el centro de mando del grupo yihadista, un centro de reclutamiento, un arsenal y un campo de entrenamiento.
Veinte bombas
"Los cazas franceses han lanzado veinte bombas este domingo sobre el bastión de la organización Estado Islámico en Raqqa, en el este de Siria, destruyendo un puesto de mando y un campamento de entrenamiento", indica el comunicado.
"El primer objetivo destruido era utilizado por DAESH (acrónimo en árabe de Estado Islámico) como centro de mando, centro de reclutamiento yihadista y depósito de armas y municiones. El segundo objetivo albergaba un campo de entrenamiento terrorista", concluye la nota.
Respuesta militar
Esta operación, la primera respuesta militar de Francia a la matanza del pasado viernes en París --donde los terroristas contaron con apoyo logístico de la organización yihadista-- es el principio de los "esfuerzos intensificados" entre Estados Unidos y Francia contra Estado Islámico que ha anunciado este domingo el asesor adjunto de seguridad de la Casa Blanca, Ben Rhodes.
En este sentido, fuentes oficiales que no han querido identificarse han informado de que Estados Unidos ha empezado a compartir con Francia los llamados "paquetes de objetivos" que contienen información extremadamente clasificada sobre las posiciones de Estado Islámico.
Restricciones levantadas
Además, la Casa Blanca habría decidido, según estas fuentes, eliminar ciertas restricciones de seguridad que impedían la distribución de estos documentos --y otros igualmente sensibles-- con sus aliados franceses en la campaña contra la red terrorista.
Esa es la información que habrían recibido las autoridades francesas que en estos momentos se han convertido prácticamente en el aliado principal de Estados Unidos en la campaña siria, por orden expresa del secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, siempre según las fuentes de Wall Street Journal.