La masacre perpetrada por al menos tres comandos coordinados de Estado Islámico, no sólo ha conseguido un gran número de víctimas de su matanza en París --29 muertos y decenas de heridos en estado crítico--, sino que ha logrado extender la inseguridad y la alarma en toda la comunidad internacional.
Países como España, Italia, Bélgica, Alemania y Reino Unido han reforzado sus medidas de seguridad y el control de sus fronteras. De hecho, los atentados han asestado un golpe de muerte a lo que quedaba del Tratado de Schegen en cuanto a la libre circulación de ciudadanos en el espacio europeo. Estados Unidos también está en alerta máxima.
Más restricciones para la emigración
Las prevenciones de la mayor parte de los integrantes de la Unión Europea ante el aluvión de refugiados de la guerra de Siria se han visto reforzadas por los ataques. Polonia lo ha verbalizado este mismo sábado.
Además, uno de los terroristas fallecidos en la sala de conciertos Bataclan llevaba, al parecer, un pasaporte sirio. Y según las autoridades griegas habría sido registrado en sus fronteras el mes pasado. Se trata de una vinculación entre terror y emigración que no hace sino alimentar la desconfianza de quienes se resisten a abrir las fronteras para los ciudadanos que huyen de Siria.
Solidaridad ciudadana
La reacción de los ciudadanos franceses, y en especial de los parisinos, se ha producido en dirección contraria. Pocas horas después de los atentados se han podido oír voces de crítica al Gobierno francés por no haber intervenido antes en el conflicto que se desarrolla en territorio griego.
La reacción popular ha sido de solidaridad, como demuestra la masiva afluencia a los hospitales para donar sangre. Y de orgullo nacional: una buena parte de los asistentes al partido amistoso de las selecciones de Francia y Alemania rompieron a cantar La Marsellesa, el himno nacional francés, mientras esperaban en el césped del estadio a que la policía dejara expedito los alrededores antes de evacuarles.
También se han producido críticas por la posible ineficacia de los servicios de seguridad, alertados desde tantos días atrás, y que no han podido evitar los ataques. Algunos ciudadanos se han mostrado sorprendidos de que los dispositivos montados tras los atentados de Charlie Hebdo desde principios de años no hayan sido más eficaces.
Al Assad se aprovecha
El presidente de Siria, Bashar al Assad, también ha aprovechado las sangrentas circunstancias para decir ante una delegación de diputados franceses que las "erróneas" políticas occidentales –entre ellas la ofensiva militar en la que colabora Francia-- han contribuido a la "expansión del terrorismo" y añadir que su país lleva cinco años sufriendo sucesos como los de París.
En su opinión, no se puede separar lo ocurrido en la capital francesa de las recientes bombas de Beirut o del conflicto de Siria. En este sentido, ha apuntado que "las organizaciones terroristas no conocen fronteras".