28 de mayo de 2015, 20 horas. El telón del majestuoso Palau de la Música se alzaba y comenzaba el concierto institucional del Día de las Fuerzas Armadas 2015. El auditorio estaba lleno a rebosar. Presidía el acto la presidenta del Parlament de Cataluña, acompañada por el jefe del Estado Mayor del Ejercito de Tierra, teniente general, Jaime Domínguez Buj, y el teniente general jefe de Cataluña, Ricardo Alvarez-Espejo García.
Sonaron los primeros acordes a cargo de la Unidad de Música del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº1 del Cuartel General del Ejercito.
Se escucharon los primeros compases del pasodoble, Mi Barcelona.
Concierto previo a la convocatoria
Faltaban pocas semanas para que la presidenta del Parlament y figura destacada de Unió Democràtica de Catalunya, decidiera posicionarse con el sector independentista del partido democristiano y acabara abandonado la formación.
Faltaban escasamente dos meses para que el presidente de la Generalitat anunciase la convocatoria electoral en clave de plebiscito y con el acuerdo político para constituir una lista por la independencia de Cataluña que obtuviese el número de votos necesarios para plantear una declaración unilateral de secesión.
La lista se constituyó bajo el nombre de Junts pel sí, y Nuria de Gispert ocupó el número 82 de la candidatura por Barcelona.
Las dos caras de la Presidenta
Según algunos de los asistentes, a tenor de la cordialidad que se respiraba aquel 28 de mayo en palco presidencial del Palau, se diría que era inimaginable que la presidenta del Parlament, persona de formas prudentes, discurso conciliador, moderada en los postulados, y de amable gesto en el cuerpo a cuerpo institucional, acabaría no sólo defendiendo el radicalismo independentista sino, además, lo acabaría co-liderando.
Su militancia ha llegado a tal extremo que en algún tuit reciente, posterior a la elecciones del 27 de septiembre, se ha burlado de sus excompañeros no independentistas de Unió por su fracaso electoral: “Ooohhh, quina pena. Unió no entra en el parlament del nou Estat català! S'ho tenen ben merescut”, ha escrito De Gispert.
De Gispert, una intrusa
La nueva De Gispert iba a representar el antagonismo más radical al ideario que rezumaba aquella tarde de mayo en el Palau de la Música que vibraba sin ambages a fuerza de pasodobles y marchas militares.
El momento cenit de la velada se produjo en la parte final. Allí, y ante un público militante y entregado, la organización del evento repartió entre los asistentes unas octavillas con algunas de las canciones que se iban a interpretar y para las que se invitaba a los allí presentes a que acompañaran los coros cantando las letras. Una especie de karaoke militar. Esas canciones no fueron otras que el Soldadito Español, y la marcha de la legión El novio de la muerte. Pero el momento más álgido de la noche se produjo cuando se conminó a todos los allí presentes a que cantaran a coro el famoso estribillo de Bandera: “Banderita tu eres roja… banderita tu eres gualda”.
La presidenta del Parlament, que aún no había explicitado formalmente su salto al secesionismo militante, se puso las gafas de ver, sujetó su cuartilla con la letra de la popular canción y, según los allí presentes, la cantó a mandíbula batiente, como el resto de invitados, rebosando un aparentemente incuestionable ardor patriótico… español.