Solución pactada para El Arco de la Virgen. Un pequeño local del barrio del Raval sobre el que pesaba una amenaza de precinto. Finalmente, no cerrará sus puertas. Tras una semana de curiosas negociaciones entre sus gestores y el consistorio. Curiosas porque ha sido el consistorio quien ha insistido casi más que los propietarios en evitar el cierre.

El Arco de la Virgen -toma su nombre de la calle donde está ubicado- es formalmente una asociación cultural, restringida a sus socios. Con el matiz de que la cuota de socio cuesta un euro anual y el carnet se entrega al momento, en la primera visita, y que ha estado operando también como bar y sala de conciertos de pequeño formato.

El local tenía pendiente una orden de precinto, cursada por el Ayuntamiento durante el anterior mandato, y que debía ejecutarse el pasado miércoles. Desde semanas antes, los promotores lanzaron diversas campañas en las redes para presionar al consistorio a que no cerrara el local. Unas campañs que obtuvieron el apoyo de numerosos ciudadanos y amigos de la asociación, con más de 5.000 firmas, por ejemplo, en change.org.

El local reconoce que "no cumple" con la normativa

El presidente de la asociación y gestor del local, Sergio Markovich, reconoció a este diario que su local "no cumple con todos los requisitos" para ofrecer actuaciones musicales. Pero pedía una excepción para su caso, como con otros "locales historicos que siguen desarrollando su actividad y tampoco cumplen con la normativa".

Markovich se quejaba de que la normativa "no distingue" entre locales de pequeño formato y el resto, y de que "nos piden mas o menos lo mismo que a una discoteca: doble puerta, acondicionamiento acústico y control permanente en la puerta". Una inversión que considera "inviable" para un centro cultural modesto. En este sentido, pedía una moratoria para su caso -y otros siilares-, además de un cambio de la normativa para favorecer a los locales que ofrecen música en directo de pequeño formato. Un cambio que el gobierno municipal también considera necesario.

El Ayuntamiento no quería el cierre

Sea por fomentar la cultura de pequeño formato, sea por evitar una medida impopular, el Ayuntamiento ha demostrado desde el principio una clara voluntad de no ejecutar el precinto del local. Desde la semana pasada estuvo en negociaciones con los gestores de La Virgen, con múltiples reuniones entre ambas partes. Incluida una visita sorpresa de la concejal del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin.

Los responsables de La Virgen no aceptaron en primera instancia las propuestas del consistorio. Este les ofrecía en principio una solución a medida: un cierre voluntario, para volver a abrir posteriormente como "un experimento piloto por el que se le concede a un local permiso para organizar eventos culturales a pesar de no tener permiso de acuerdo a la normativa", según Markovich. "Voy a decir que no", relató antes de acudir a la reunión decisiva del martes, pocas horas antes de la fecha fijada para el precinto.

Y dijo que no. Pero se fijó una nueva reunión para el miércoles por la mañana, a la misma hora en que se esperaba a los funcionarios que debían precintar el local -se había preparado una protesta a las puertas de La Virgen, luego desconvocada-. La reunión acabó nuevamente sin acuerdo. La posición de Markovich era que el local "no se puede cerrar". Y no se cerró.

Precinto aplazado

El precinto previsto para el miércoles se aplazó 48 horas, en las cuales las dos partes han seguido en conversaciones. Markovich se abrió a renunciar durante una temporada a la programación musical. Y finalmente ha aceptado renunciar también al bar, para el que no tenía licencia. No obstante, advierte de que esta no era la solución ideal.

El Ayuntamiento da una versión más aséptica. Explica que se dio 48 horas de prórroga a los promotores de La Virgen, después de que se comprometieran a retirar los elementos que "contravinieran la normativa" -una minúscula barra de bar-, y que la orden de precinto no se ha ejecutado una vez los técnicos municipales han constatado que se habían retirado. Con la "advertencia" de que, si volvían a incumplir la normativa, se cerraría definitivamente el local.

El equipo de gobierno también coincide con los gestores de La Virgen y de otros locales similares en que es necesario cambiar la normativa para proteger a iniciativas culturales de este tipo. También se cura en salud y advierte de que modificar la normativa tomará su tiempo. De momento, a partir de la semana que viene empiezan a reunirse representantes de los partidos del consistorio y de los locales afectados.