La oposición movilizada, el Gobierno de Canarias en alerta y los vecinos de las islas con repetidas muestras de solidaridad. Este es el caso de Josefa Hernández, la abuela coraje que ha entrado en la prisión de Tahícle (Lanzarote) este lunes. Debía hacerlo el viernes pasado, condenada seis meses entre rejas por su vivienda en la vecina Fuerteventura.
Un desmayo y una subida de tensión impidió que tomara el barco que debería trasladarla de la isla ese día, cuando lo tenía todo preparado para el ingreso voluntario en el presidio. El sábado lo volvió a intentar pero otra subida de azúcar prolongó el viaje. Este lunes era la fecha límite marcada por la justicia canaria.
63 años y sin recursos económicos
Esta mujer de 63 años, sin recursos económicos y con cinco familiares a su cargo (dos hijos y tres nietos) aseguró que prefería entrar en la cárcel y esperar a ver si se solucionaba su situación legal.
Un auto del 29 de julio de 2015 le condenaba a prisión por haber construido hace años su vivienda en el parque natural de Aguas Verdes, un espacio protegido. Es el único inmueble de la zona. Se le pidió que derribara la casa por su situación de ilegalidad, pero la anciana se ha negado hasta la fecha. Asegura que su familia no tiene otro sitio dónde vivir con su familia y que nadie le ha ofrecido una alternativa.
Indulto que no llega