Es difícil encontrar en la historia reciente de España un político con menos sentido institucional, con más capacidad para crispar, tensar, separar y romper. Ni el exlendakari Ibarretxe llegó a los extremos de contumacia, ceguera e irresponsabilidad que ha alcanzado Mas. La prensa editada en Barcelona adopta una pose de normalidad, como si lo que se hubiera convocado fuera un referéndum sobre el tranvía por la Diagonal. Nunca pasa nada y Mas vuela impulsado por el viento de cola de los rotativos catalanes, que atribuyen al Gobierno de Mariano Rajoy la deriva independentista.
En La Vanguardia es Josep Gisbert quien firma la crónica principal: "Unas elecciones, en todo caso, muy transcendentes para todos. Y unas elecciones, en el fondo, que no dejan de ser una excepción, por el hecho de que el Gobierno español no permitiera en su momento la celebración de la consulta, como se encargó de remarcar el propio Artur Mas en una breve declaración institucional realizada después de la firma del decreto. "Estamos ante una situación excepcional que requiere decisiones también excepcionales", porque "la negativa total del Gobierno español incluso a hablar de una consulta legal y acordada precipita ahora la decisión", argumentó para justificar el porqué de la tercera convocatoria de comicios catalanes en tan sólo cinco años. Unas elecciones sobre las que reconoció que "todos sabemos que serán muy diferentes por lo que respecta al fondo" y en relación a las que mostró, no obstante, su plena confianza: "Podemos hacer del próximo 27 de septiembre una fecha señalada en nuestra historia"".
También recoge la anormalidad de la hora de la firma del decreto: "La firma del decreto, de todos modos, se hizo esperar. El presidente de la Generalitat cumplió el compromiso de rubricarlo el 3 de agosto, anunciado por él mismo tras el acuerdo del 14 de enero con Oriol Junqueras que hizo posible el adelante electoral y que desde entonces muchos habían puesto en entredicho, pero no lo materializó hasta última hora del día. La escenografía escogida fue la emisión en directo por TV3, a las 9 de la noche, en el arranque del Telenotícies Vespre, de la firma del decreto en el Saló Mare de Déu de Montserrat del Palau de la Generalitat acompañado por la vicepresidenta del Govern, Neus Munté, los consellers de Presidència y Governació, Francesc Homs y Meritxell Borràs, y la presidenta del Parlament, Núria de Gispert y de su posterior declaración institucional desde el Pati dels Tarongers. En total, apenas cinco minutos. Después de esta escenificación, Artur Mas presidirá hoy una nueva reunión del Govern, la última antes de un breve periodo de vacaciones, y la previsión es que, una vez finalizada, sea él mismo quien comparezca en rueda de prensa". Sigue: "El objetivo, al contrario de lo inicialmente previsto, no podrá ser, sin embargo, realizar un balance de su mandato desde el 2010 toda vez que con los comicios convocados este tipo de actos ya no están permitidos y tendrá que limitarse, en consecuencia, a valorar la actualidad política. Pero, de una forma u otra, podrá dejar constancia de su mensaje antes de tomarse, también él, unos pocos días de descanso en su destino habitual de Fornells, en Menorca".
En la prensa de Madrid, el "espíritu" de la convocatoria está recogido en la crónica del Abc que firma María Jesús Cañizares: "Con nocturnidad, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, firmó ayer el decreto de convocatoria de las elecciones autonómicas del 27 de septiembre. Se trata de los terceros comicios catalanes que se celebran en cinco años, consecuencia de los bandazos ideológicos y declives electorales de Convergència, formación convertida al independentismo. Al igual que la firma del decreto de convocatoria de la consulta secesionista del 9 de noviembre de 2014, el trámite electoral cumplimentado por Mas tuvo su puesta en escena –oportunamente retransmitida en directo por la televisión catalana a las 21 horas–, acorde con esa connotación plebiscitaria que las formaciones secesionistas otorgan al 27-S, a pesar de que se trata de una cita electoral ordinaria".
Continúa: "El texto se ajusta perfectamente a la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg), dado que Cataluña es la única comunidad autónoma que carece de ley electoral propia –los partidos han llegado a acuerdos de poco calado en este sentido en el Parlamento catalán–. Dicho de otra manera: el decreto carece de referencias «plebiscitarias», puesto que Artur Mas no ha querido dar argumentos al Gobierno para que impugne lo que no deja de ser un puro trámite. El documento, idéntico al de las convocatorias de 2010 o 2012, fue leído por el secretario del Gobierno, Jordi Baiget".
El País, por su parte, avanza las impresiones del convergente Rull sobre el listón para proclamar la independencia o dejarlo correr. Es una pieza de Miquel Noguer: "En una entrevista con EL PAÍS, el número dos de Convergència Democràtica de Catalunya, Josep Rull, sugiere que una mayoría simple, sin llegar al 51% de los votos, podría bastarle a Artur Mas para declarar la independencia: “Para aprobar la Constitución española basta una mayoría simple de los ciudadanos que participen en el referéndum”. Opina que una mayoría de escaños, aunque no de votos, legitimaría a su partido “para seguir avanzando en el proceso, porque son unas elecciones, no un referéndum”. “El 27-S vamos a contar cuántos somos”, dice en referencia al número de catalanes que apoyarían una declaración unilateral de independencia. El coordinador general de Convergència Democràtica, Josep Rull (Terrassa, Barcelona, 1968), es el responsable de trazar el discurso del partido del presidente catalán, Artur Mas, para el 27-S. Y añade: "“Quien convierte estas elecciones en un plebiscito es Rajoy cuando Rajoy admite que el 27-S basculará sobre la independencia”".
El artículo más contundente está en El Mundo y es el de Arcadi Espada: "Durante todo el día de ayer, el presidente Mas mantuvo en secreto no solo el texto de la convocatoria electoral sino incluso el lugar, la hora y las características del acto. Cerca de las siete de la tarde se supo que sería en el palacio de la Generalidad y a las nueve de la noche, una hora tardía e insólita, gallinácea, solo adecuada para los intereses del telediario de la noche, que coinciden, por supuesto, con los de 'Catalunya'. De este modo Mas logró que el agostado periodismo estuviera todo el día pendiente de sus secretos. Sus roncos portavoces trataban de justificar la conducta del presidente en razón de la hipótesis de que el Gobierno del Estado convocara también hoy elecciones generales para el mismo 27 de septiembre: como ambas elecciones se rigen por la misma ley, el estipulado plazo de 54 días acababa a las 12 de la noche. En el delirio circundante insinuaban que Mas podría firmar el decreto pocos minutos antes de que el plazo expirara, para abortar así la hipotética reacción del Gobierno del Estado".
También comenta Espada que "la enfermedad de la Cataluña institucional está directamente vinculada con su pase a la clandestinidad. En esta última teatralización de Mas hay un evidente reflejo del antifranquismo, como el reflejo de la funesta Asamblea de Cataluña es evidente en todo el movimiento secesionista. Uno de los efectos más conocidos de la clandestinidad es la viciosa percepción del mundo que conlleva. Todo cuadra; pero solo en la habitación y entre nosotros. El peligro, sin embargo, es que la delirante Cataluña institucional acabe arrastrando a la clandestinidad a la Cataluña real. Para ayudar a evitarlo sería interesante que el Gobierno del Estado recordara que Mas va de victoria en victoria hasta la derrota final. Pero de victoria en victoria".
En La Vanguardia y en contra del ambiente imperante en el diario de Godó, Antoni Puigverd se sale del guión y aventura escenarios: "¿Y si su victoria es corta y, por lo tanto, insuficiente? No creo que se tiren al monte (por más que la CUP les invite a ello). ¿Se sentirán impotentes? ¿Llevarán ceniza en la frente dando por hecha la desaparición de Catalunya? No estoy ironizando. Este es, literalmente, el discurso de los líderes. Mas: "Si la desaprovechamos [la ocasión] nos pasarán por encima sin misericordia". Forcadell: "Si perdemos esta oportunidad, vendrá la decadencia". Y el flamante Romeva: "Ya no hay margen para rebobinar". Con franqueza, son muchos, ciertamente, los catalanes partidarios de la independencia, pero son muchos más (y, entre ellos, la mayoría de independentistas) los que no comparten el dilema "patria o muerte". Nadie se bañaría ahora tranquilamente en Calafell o Platja d'Aro si creyera que la patria se juega la vida dentro de un mes y medio. Nadie pasearía, ahora mismo, por las murallas de Dubrovnik o por el malecón de La Habana si pensara que la suerte definitiva del país está echada".
Del Abc también destaca el análisis de Sostres: "Hay una fatalidad íntimamente ligada al destino de Artur Mas. Una fatalidad que como todas tiene que ver un poco con la gracia de Dios y otro mucho con la propia mediocridad, con el creerse más listo que los demás que de un modo u otro hunde a los incautos y a los pedantes, que no es lo mismo pero es igual. Artur Mas i Gavarró (Barcelona, 1956) se ha creído siempre superior a sus adversarios y a las circunstancias, como si le asistiera un derecho natural e incuestionable a gobernar, pero paso a paso los hechos le han ido desmintiendo y su historia ha sido la de un fracaso. Convergència mandó en Cataluña desde la recuperación de la democracia hasta que Mas fue su candidato, y pese a ganar a Maragall (46 a 42), por primera vez los socialistas ocuparon la Generalitat gracias a la alianza de izquierdas urdida con ERC y los comunistas".
Además, plantea la posibilidad de una rebelión en las filas de la candidatura unitaria, la que se conoce ya como la "lista de Romeva": "Las elecciones que ayer convocó con supuesta astucia y nocturnidad -tan al modo de 2012- tienen el mismo horizonte de infortunio: bien porque las pierda, bien porque la izquierda se alíe contra él e invistan a otro presidente (Romeva), bien porque el Estado al final se ponga serio, o bien porque le sea recordado a Cataluña que la Unión Europa es un club de Estados que se protegen entre ellos y cuya concepción de la democracia, de los plebiscitos, y de los referendos es lo que hemos hecho con Grecia".
Joan Tapia escribe también contra el viento: "Ayer el president convocó unas elecciones autonómicas -las undécimas desde la recuperación de la autonomía- que pretende que sean plebiscitarias y sustituyan al referéndum que quiso hacer en el 2014 y que no se pudo celebrar. Cada uno puede dar a las elecciones la interpretación que más le guste, pero, como dice el decreto de convocatoria, estas son autonómicas. Las plebiscitarias no existen legalmente y quienes las defienden como tales ni siquiera están de acuerdo sobre el resultado requerido. Mientras oficialmente la lista llamada unitaria sostiene que el sí ganaría con la mayoría absoluta de los diputados, aunque obtenga menos del 50% de los votos, algunos políticos separatistas afirman que se precisaría tanto la mayoría absoluta de escaños como de sufragios".
Sigue: "Y es curioso que la última manifestación en tal sentido no sea de algún independentista moderado, sino de David Fernàndez, portavoz de la CUP y el político catalán más valorado en todas las encuestas. ¡Curioso que Fernàndez tenga una posición más equilibrada respecto a las plebiscitarias que el número cuatro y candidato a presidente de la llamada lista unitaria! Pero el fondo de la cuestión es que se basa la legitimidad de las plebiscitarias en que no se pudo hacer el referéndum de autodeterminación que, dicen, es un derecho natural. Cierto que en todas las encuestas la mayoría de los catalanes apoya el llamado derecho a decidir. Es un dato que sería estúpido negar. Pero este derecho no está reconocido en la Constitución de ningún estado democrático y la carta de la ONU lo admite solo para las colonias".
Hay más noticias. Carmona, el dirigente socialista en el Ayuntamiento de Madrid, ha sido relevado de sus funciones tras la reorganización interna del partido en la capital. La ha montado parda. No acepta un puesto en el Senado y se niega a devolver el acta de concejal. Problemas para la alcaldesa Carmena, que cuenta con el apoyo de un PSOE-M cada vez más dividido.
La Bolsa de Grecia reabrió ayer sus puertas con un desplome del 16%, el mayor de su historia.
4 de agosto, santoral, Juan María Vianney, Rubén estilita, Aristarco, Eleuterio de Tarsia, Jacinto de Roma, Onofre eremita y Rainero de Split.