El nacionalismo está crecido, envalentonado y como unas castañuelas. Alucinan con la lista unitaria y lo flipan con que van a ganar de calle, proclamar la independencia y bye bye Spain. Así de fácil. Con sólo chascar los dedos. Son muy listos y se creen más vivos que Rajoy, Sánchez y los Reyes Católicos. Unos hachas que han desarbolado al Estado en tres años de ahora sí, esto y lo otro. Mas, por ejemplo, ya no camina, sino que flota, aunque en las reuniones privadas con los de la pasta catalana se le advierte cierta flojera, al menos aparente. Balbucea que no le han dejado otra salida, que la culpa, como siempre, es de ese Madrid garbancero y de callos en agosto, de vino recio y sol a plomo, de funcionarios vagos y políticos de Corte. Así lo ven aquí nuestros queridos amigos nacionalistas, henchidos de ardor patriótico y de estómago.
Romeva está en todos los lados. Hoy aparece en la portada de El Punt-Avui para aclararnos que "si estoy en esto no es por afinidad ideológica". Se trata, la suya, de una candidatura "instrumental" que se deshará cuando quede culminado el proceso.
Ricard Palou y Carles Ribera se ocupan de la dicha entrevista:
"La llista Junts pel Sí s'ha configurat com una proposta transversal de l'independentisme encapçalada per una persona d'indiscutible trajectòria progressista. Al març, quan va anunciar que deixava ICV, va dir que no tenia la intenció d'anar en la llista electoral de cap altre partit.
-Què ha canviat d'ençà del març perquè el vegem encapçalant una candidatura?
-El context ha canviat, molt. Primer, això no és una llista d'un partit, és una llista que fan les entitats amb ERC, amb CDC, amb MES, amb Súmate, etcètera, i per tant no estic anant amb cap altre partit. És veritat, també, que aquesta llista té una finalitat molt específica. Jo vaig dir quan vaig deixar ICV, i ho continuo dient, que no em veig de diputat en un context autonòmic. El que és diferent és que aquesta llista té un objectiu, i és obtenir un mandat específic, que és que en el període més curt possible arribem a la independència. Si estic en això no és per afinitat ideològica, sinó perquè entenc que circumstancialment ens pot situar en un marc diferent perquè la confrontació ideològica pugui ser la d'un país normal i no la que tenim ara.
(...)
-Ja s'està brandant l'article 155 de la Constitució, la llei de seguretat, etcètera. És a dir, que no és broma, l'amenaça.
-Que no és broma, d'acord. Que ara va de debò, és evident. Que tenim una responsabilitat col·lectiva i històrica d'aprofitar aquesta oportunitat, crec que tothom n'és molt conscient. Quan surto al carrer tinc la sensació que molta gent, gent de tota índole, creu que ha arribat l'hora. “Provem-ho.” I aquesta sensació em reconforta. La resposta de l'Estat pot ser incalculable. No sé de què poden arribar a ser capaços. Ara bé, ningú no construeix una cosa tan especial sense assumir algun risc.
-Això és un sí a la pregunta anterior?
-Si em pregunten si vull anar a la presó, diré que no. Jo, d'èpica, poca. Però els que ens posem davant hem de ser conscients que això té algun risc personal. Sóc conscient del risc personal, però encara més conscient de l'oportunitat col·lectiva".
¿La cárcel? Por favor, ¡qué barbaridad!. En la prisión y a este paso van a acabar los demás, los no nacionalistas. Eso o el exilio. Hay que estar absolutamente fuera de la realidad para imaginarse esa clase de escenarios. ¿Riesgo personal? Romeva, no fastidies. Tranquilo hombre, que no pasa nada, nunca pasa nada. Mira Mas, acusado de cuatro delitos y tan campante, con ese prognatismo cada vez más acusado y el pecho abombado como un palomo en la fase previa al apareamiento.
En La Vanguardia recogen en portada la última astucia de los convergentes relativa al formato del decreto de convocatoria de las próximas elecciones. Aitziber Azpeitia lo escribe: "El portavoz de Convergència en el Parlament, Jordi Turull, aseguró ayer que las elecciones del 27-S, a pesar de su carácter plebiscitario, se convocarán por decreto ordinario para evitar que el Gobierno central impugne la cita con las urnas. "No son unas elecciones ordinarias, no se han avanzado porque sí, pero el carácter plebiscitario se lo darán las fuerzas políticas que concurren", explicó en una entrevista en RAC1".
Sigue: "Salía así al paso de las especulaciones en torno a que el Gobierno español podría acogerse a alguna irregularidad en la convocatoria para impugnarla. Una voluntad explicitada por el propio ministro de Justicia, Rafael Catalá, cuando afirmó el sábado que "el Gobierno podría impugnar incluso el decreto de convocatoria si no se adecuase a la Constitución y a nuestro ordenamiento jurídico". Turull dejó claro que el decreto de convocatoria del Govern de la Generalitat será escrupulosamente legal, sabedor de que será estudiado con lupa por la Abogacía de Estado, que elaborará un informe para el Gobierno, como informó ayer La Vanguardia. "No veo la impugnación por ninguna parte dijo, pero si el Gobierno del Estado se entretiene con eso, no los distraeremos. Cuando el adversario se equivoca, no lo distraigas"".
Turull. Apunten ese apellido. Es el Maquiavelo separata, un tipo fino de mente inquieta. Otro hacha en la larga lista de héroes nacionalistas.
Pasa que llega Paco con las rebajas. Nota discordante en el diario de Godó, que ha puesto la proa hacia esa Cataluña plena. Artículo de Francisco Rubio Llorente sobre la imposibilidad absoluta de que este ardiente solar alcance alguna vez la independencia. Dice así hacia el final: "Ante la imposibilidad de llevar a cabo un plebiscito, los independentistas catalanes han decidido atribuir carácter plebiscitario a las elecciones que el presidente de la Generalitat se propone convocar. Se sitúan así al margen del derecho positivo, pero actuar al margen del derecho no es actuar contra el derecho en tanto no se pretenda atribuir consecuencias jurídicas a esa actuación. Las elecciones serán válidas si su convocatoria y su desarrollo han sido jurídicamente correctos y todos los partidos han podido concurrir a ellas con sus propios programas y en libertad, pero no tendrán otro efecto que los propios de las elecciones".
Continúa el catedrático: "Las consecuencias puramente políticas que unos les atribuyen pueden ser tranquilamente ignoradas por todos aquellos partidos o coaliciones que se niegan a atribuir carácter plebiscitario a las elecciones para lo que basta dejar la cuestión fuera de sus programas. No habría por tanto razones para inquietarse si no fuera porque este sucedáneo puede tener efectos políticos tan perniciosos como los del auténtico plebiscito griego. En primer lugar para la democracia. Al solicitar el apoyo de los electores para un programa con un sólo punto, la lista única está pidiendo un mandato en blanco para todo lo demás. Si obtuviese el mayor número de escaños (lo que, por razones que apunté hace tiempo en estas páginas no equivale al éxito plebiscitario), el Govern resultante podría no gobernar, o gobernar como le viniera en gana; con recortes o sin ellos, con austeridad o despilfarro, para los ricos o para los pobres.
Y junto a esta democracia herida, y esto es lo realmente grave, el sucedáneo generará inevitablemente, como el plebiscito griego, frustración y resentimiento dentro y fuera de Catalunya. Sea cual sea el resultado de las elecciones, Catalunya no alcanzará la independencia, pero todos estaremos peor que antes de ellas".
Mientras Mas salve las posaderas y Romeva, pobrecito, no vaya a la cárcel...
En El País se combina el monotema con una de esas encuestas que en lugar de aclarar el panorama lo vuelven aún más confuso. Intenta desentrañar los datos Anabel Díez: "La crisis catalana ha pasado factura a los principales líderes encargados de gestionarla, de acuerdo con un sondeo de Metroscopia para EL PAÍS. Tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como el de la Generalitat, Artur Mas, suspenden por su forma de enfrentarse al desafío independentista. El 83% de los catalanes desaprueba la respuesta de Rajoy, un porcentaje que baja hasta el 55% entre el resto de los españoles consultados. Tampoco Mas sale bien parado. En Cataluña, el 59% estima desacertado su planteamiento secesionista, por el 85% en el resto del país".
Continúa el texto: "Seis de cada 10 catalanes no ven factible que Cataluña se independice, el mismo número, sin embargo, que no cree que se pueda llegar a un acuerdo con el Gobierno central que resuelva el problema del encaje catalán en España. No obstante, la mayoría de los catalanes (54%) apoya un Estado federal como salida al conflicto, una solución que en el resto de España tiene una acogida bastante más tibia. Lo avala el 34% de los encuestados, frente al 50% que se opone. Las posibilidades de encontrar una salida que conduzca al acuerdo entre las fuerzas secesionistas de Cataluña y el Gobierno de Madrid se diluyen a dos meses de la celebración de las elecciones catalanas el próximo 27 de septiembre. El desánimo o el realismo inducen a más del 60% de los ciudadanos de esa comunidad a declarar que es casi imposible evitar la ruptura con el resto de España, según recoge Metroscopia. La esperanza aguanta en el resto de España, donde el 55% cree que aún se puede evitar la ruptura. El sentir a un lado y otro del Ebro es similar en la censura de la actuación de Mariano Rajoy y Artur Mas".
También hay encuesta en La Razón. Muy optimista, por cierto. Firma V. Ruiz-Alejos: "Severo revés para aquellos que izan la estelada como única ideología a dos meses del 27-S. La lista unitaria conformada por Convergencia y Esquerra que finalmente concurrirá a las elecciones catalanas convocadas por Artur Mas el 27 de septiembre se quedaría lejos de conseguir la mayoría absoluta en el Parlamento catalán, condición que fija Mas para que la Generalitat declarase la independencia. Juntos por el Sí, el nombre con el que el presidente catalán y Oriol Junqueras (ERC) han bautizado a la coalición independentista tras el acuerdo que rubricaron hace tan sólo una semana, lograría 56 escaños, quedándose a más de diez de la mayoría –fijada en 68 parlamentarios–, según el sondeo preelectoral realizado por NC Report para este periódico. Los catalanes parecen no estar muy conformes con la unión de dos grupos que están en las antípodas ideológicas, ya que hace tan sólo medio año los sondeos arrojaban que la suma de parlamentarios que conseguirían en el caso de concurrir por separado sería de 67, con lo que se situaban conjuntamente a tan sólo un escaño de la mayoría absoluta".
Más: "El panorama que se dibuja en el Parlamento catalán es radicalmente diferente al saliente de las pasadas elecciones autonómicas que tuvieron lugar en 2012. La deriva soberanista y la irrupción de las nuevas formaciones conforman un hemiciclo muy fragmentado, lo que jugaría en contra de la estabilidad. Como en la actual legislatura, siete serían las fuerzas que tendrían grupo parlamentario, pero el arco autonómico tendría una diversidad de colores nunca antes vista, dejando atrás los tiempos en los que CiU revalidaba victorias de manera consecutiva. Aunque la lista unitaria que aboga por la secesión sería la opción preferida por los catalanes, sólo el 54,5% de los que votaron el 25-N a Convergencia i Unió optaría ahora por votar a Mas y Junqueras. Hasta un total del 20,2% de su electorado se abstendría y un 10,8% votaría a Unió, una vez que la federación se escindió a mediados de junio tras 37 años".
Y más: "Otro detalle importante es el origen de los más de 1.200.000 votantes de la lista unitaria. Ésta se nutriría principalmente de ex votantes de las dos grandes formaciones: un 49% provendrían de CiU y un 34,2% de Esquerra. Y en menor medida, la ruta soberanista también sería la opción preferida para una pequeña parte de los nuevos votantes y robaría votantes a la CUP, Iniciativa (ICV) y a los socialistas catalanes en un porcentaje menor –siempre por debajo del 5%–. Además, el 80,1% de los votantes de ERC se decantaría por esta opción".
Ensalada de porcentajes para desayunar, lluvia de datos, cocina demoscópica y edulcorante a mansalva. Mas y Rajoy son culpables. Y los independentistas no suman. Quien no se consuela es porque no quiere.
27 de julio, Santoral: Natalia, Cucufate, Simeón Estilita, Antusa de Mantinea, Hermipo de Nicomedia y Desiderato de Besançon.