Mas es la sal de las portadas, el sujeto del momento y el predicado del apocalipsis, un meteorito en trayectoria de colisión, el escarabajo pelotero que va montando una bola de residuos orgánicos que le triplica en tamaño, peso y consecuencias. Al hilo de sus últimos espasmos se sabe que Mas no va de víctima sino que está realmente convencido de vivir de milagro, bajo una espada de Damocles y entre otra espada y la pared. Se ve como un mártir con el destino marcado, salvador de las esencias patrias, testaferro de la voluntad del pueblo magno, soberano y cigaló. No es Mas, es Mad Mas.
Nuestro hombre en Plutón está crecido, abombado, levitante y gaseoso. El ruido de sus tripas es el titular que engalana las cabeceras, el sustrato del movimiento nacional, la mezcla intestinal y biliosa que da forma a los sueños, una pesadilla daliniana con calendarios de plexiglás y relojes de arena mojada. O un manifiesto de Tàpies con el lienzo virginal quebrado por una zurraspa. Una plasta y un plasta.
En El País, Àngels Piñol da cuenta del desafío, octava entrega de la tercera temporada: "“No subirse al tren de la independencia nos puede llevar a una vía muerta. Puede propiciar que el Estado pase por encima sin misericordia”. Artur Mas revolucionó ayer la precampaña electoral solicitando abiertamente el voto para la lista independentista pactada por Convergència, Esquerra y las entidades sociales secesionistas al sostener que refleja “exactamente” lo que querían quienes apostaron por el sí-sí en la consulta del 9-N".
Sigue: "El presidente de la Generalitat de Cataluña criticó por primera vez a la CUP por haberse desmarcado del acuerdo e hizo un llamamiento a los federalistas y a la izquierda articulada en torno a Podemos e Iniciativa para que reflexionen sobre el sentido de su voto. “Nos guste o no, nos contarán. Aquí nos la jugamos todos”, dijo Mas. “Los que se queden en el lado del no habrán apostado por menos autogobierno, menos capacidad de decisión propia, menos mano en la caja y por cronificar el déficit fiscal”. Mas hizo un llamamiento a los 200.000 catalanes que votaron sí-no el 9-N (sí a un Estado propio, pero no a la secesión) al admitir que la independencia contiene “incertidumbres” pero que mantener la situación actual comporta “la certeza y la comodidad que nos puede llevar a la decadencia”".
Exacto, ahí la ha clavado: "menos mano en la caja". Literal. Estaba Mas refundando Convergència al año de la confesión del patriarca del catalanismo contemporáneo, un tal Pujol (El Periódico le concede un amplio tratamiento en su edición de hoy), cuando, inopinadamente, se rascó el bolsillo y le salió de alma lo de la mano que mece la caja fuerte. No fue un lapsus sino la esencia estructural del partido del tres por ciento y tiro porque me toca.
En Abc entrevistan al ministro Catalá, titular de Justicia que avisa: "El PP no negociará la revisión de la soberanía nacional ni la unidad de España". Bien dicho. Ahora sólo falta que el PP gane las elecciones generales. Mientras tanto, toda la nueva plana popular reproduce el mensaje de Rajoy: No, nunca, imposible, jamás, nein... Es tiempo de palabras y las de los dirigentes populares son del calibre del pelo de las ranas. Palabras más y palabras menos. Mas pasa de todo.
En La Razón advierten que "Rajoy podrá tomar el control en Cataluña por 'interés para la seguridad nacional'". Es una información de Carmen Morodo: "La Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados aprobará este miércoles el proyecto de Ley de Seguridad Nacional, una vez terminado el debate de las enmiendas parciales presentadas por los grupos parlamentarios. La Comisión Constitucional tiene competencia legislativa plena por tratarse de una norma no orgánica, por lo que el texto se remitirá al Senado, sin pasar por el Pleno de la Cámara Baja, para su aprobación definitiva. Y estará en vigor después del verano. Este proyecto de ley fue validado por el Gobierno el pasado mes de mayo y en su esencia no nació mirando hacia el problema del desafío independentista".
Sin embargo y en contraste con dicha esencia, en La Razón se advierte que "el texto permite movilizar recursos de otras administraciones sin recurrir al artículo 155 ni al Constitucional" y que "el Gobierno, que cuenta con el apoyo del PSOE, sólo aplicaría esta medida en caso de una crisis excepcional".
Excepcional. ¿Qué será lo excepcional en Cataluña?
Francesc de Carreras alumbra la cuestión en una tribuna de El País: "Cuando a finales de 2009 un editorial conjunto de los diarios catalanes, encabezados por La Vanguardia y El Periódico, pidieron al Tribunal Constitucional, en nombre de Cataluña, que declarara el nuevo Estatuto conforme a la Constitución por motivos políticos, ya podía preverse que aquellos que dirigen y conforman la opinión pública catalana tenían, o bien escasos conocimientos políticos, o bien un gran menosprecio por la democracia y el derecho. Lo que ha sucedido después no puede sorprender a nadie: al huevo de la serpiente, incubado desde hacía 30 años, comenzaba a rompérsele el cascarón".
Continúa: "Por tanto, que las autoridades catalanas vulneren el derecho ante la complacencia general, ya forma parte de la normalidad catalana, no es noticia. Además, los sectores influyentes de la sociedad —sindicatos, patronal, asociaciones conocidas, empresarios relevantes, mandarines culturales o presidentes del Barça—, o están de acuerdo con quienes incumplen la ley o se mantienen cómodamente callados para no meterse en líos: se quejan en privado pero enmudecen en público, como durante el franquismo, tampoco nada nuevo. Ante el poder, cobardía: ¿es siempre así la condición humana?"
Sigue: "Pero esta ola de desobediencia al derecho está llegando a peligrosos límites. La deslealtad se exhibe con desenfado. Oriol Junqueras dijo hace unos días en una entrevista radiofónica que estaban procurando “colarle goles al Estado” y añadió, en referencia al llamado proceso independentista, que la intención era ir esquivando las decisiones del Ejecutivo: “No daré pistas al Gobierno español de lo que decimos en las conversaciones para esquivarlo”. Así es como se trata a los enemigos".
Y más: "Para remachar el clavo, Francesc Homs, conseller de Presidencia de la Generalitat, abogó por ignorar la legalidad española si choca con el “mandato democrático del pueblo de Cataluña” que se expresará en las próximas elecciones. Tras contraponer la legalidad catalana (sic) a la española, dijo que esta última era la legalidad de “los otros (…), de una arbitrariedad absoluta y de poco respeto a la voluntad democrática”. Supeditarse a ella, concluyó, significaría que Cataluña no sería “nunca libre”. Los nuestros y los otros, los catalanes y los españoles: un lenguaje de ruptura y confrontación, el lenguaje que a diario, constantemente, se ve y escucha en las radios y televisiones catalanas. Así se envenena la atmósfera en Cataluña".
Aquí está el enlace con el artículo entero.
La vertiente monárquica del delirio masiano es la sustancia del artículo de Federico Jiménez Losantos en El Mundo: "Sería injusto achacar sólo al Rey -aplaudido por Soraya- el soberano error de recibir a Mas en Zarzuela tras anunciar esa lista común en la que él es el candidato emboscado a la Presidencia de la Generalidad con el único plan de proclamar la independencia de la República Catalana y «desconectarla» del resto de España, la nación que seguirá sufragando el famoso proceso (el prusés, que dice Jesús Cacho) porque Cataluña está en quiebra y la estrategia de Rajoy en Cataluña consiste en pagar el voto a Sánchez Camacho como si fuera el rescate de Grecia. En realidad, más: España ha palmado ya 29.000 millones y debe dar otros 10.000 a la banda de Atenas, pero Cataluña tiene un agujero de 50.000 millones de euros que Rajoy ha ido cubriendo con monstruosas subidas de impuestos, mientras decía que se oponía al prusés. Falso. Anunció el año pasado que no habría referéndum y lo hubo. Dijo que castigaría el gravísimo delito de sedición perpetrado por el máximo representante regional del Estado y se limitó a denunciarlo... y a asegurarse de que, tras diez meses, siga sin resolverse".
Para esta tarde está anunciada la puesta de largo de la candidatura soberanista unitaria, la lista de Mas el imputado y Junqueras con Mark Spitz Romeva, otro Johnny Weissmuller que nada, corre y va en bici, un ecologista de postal y casteller, que viene a ser en Cataluña lo que un costalero en Sevilla. En poco comenzará la temporada. Se espera el tres de nou con folre, pero sin manilles. Una cosa de una dificultad espantosa.
20 de julio, Elías, Apolinar de Rávena, Aurelio de Cártago y José Bársabas el Justo.