La Asamblea Nacional francesa ha aprobado por unanimidad un proyecto de ley contra el despilfarro alimentario que prohibirá a supermercados e hipermercados destruir los alimentos que no venda.
La gran distribución francesa deberá tomar medidas como donar la comida que no hayan vendido y sea apta para el consumo a oenegés o fabricar abonos para la agricultura. Es más, los establecimientos de más de 400 metros cuadrados deberán firmar algún convenio con alguna oenegé para donar alimentos.
El proyecto es una enmienda impulsada por el ex ministro de Agricultura Guillaume Garot, diputado de la mayoría socialista, a la Ley de Transición Energética. El político ha señalado como “intolerable” el desperdicio de alimentos consumibles por parte de la gran distribución.
Según el Ministerio de Ecología francés, cada ciudadano del país galo tira a la basura 20 kilos de comida al año. En total se desperdician 1.300 millones de alimentos al año de los cuales la mitad se desperdician de camino al plato del consumidor. De esta manera, Francia espera reducir a la mitad el despilfarro de alimentos.
Otros puntos importantes de la ley son: concienciar a los escolares sobre el despilfarramiento de alimentos, promover energías renovables, transporte eléctrico o reducir a la mitad el consumo eléctrico para 2050.