Un grupo de investigadores españoles demuestra, en un estudio, que el verano en Europa se ha alargado de forma significativa desde finales de la década de los 70 a un ritmo medio de unos seis días por década. Según el trabajo, el calentamiento global y la Oscilación Multidecadal del Atlántico han contribuido a esta tendencia.
Investigadores de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Geociencias dle CSIC revelan que factores como el el calentamiento global y la Oscilación Multidecadal del Atlántico han contribuido a que el verano europeo se haya alargado de forma significativa desde finales de la década de los 70 a un ritmo medio de unos seis días por década.
El estudio, que se publicará en la revista Journal of Climate, analiza la variabilidad multidecadal de las fechas de inicio y final así como de la duración del verano. Para calcular el momento de inicio y final del verano los investigadores han creado un algoritmo objetivo basado en umbrales locales de temperatura que han aplicado a la base de datos E-OBS, formada a partir de datos diarios de temperatura recogidos en observatorios de toda Europa, para el periodo 1950-2012.
Los resultados revelan un alargamiento promedio del verano de 2,4 días por década para el periodo 1950-2012. Sin embargo, esta tendencia está confinada al periodo posterior a 1979 cuando el alargamiento alcanzaba valores de entre 5 y 12 días por década sobre el oeste de Europa y la región del Mediterráneo.
Por el contrario, un acortamiento generalizado del verano se detecta para el periodo 1950-1978. Estos cambios son consistentes con tendencias positivas de temperatura observadas durante los meses de junio y septiembre en Europa y que afectan a las fechas de inicio y final del verano.
Este trabajo muestra cómo los cambios encontrados en la duración del verano pueden explicarse por una superposición de la señal de la Oscilación Multidecadal del Atlántico –un modo de variabilidad natural caracterizado por cambios en la temperatura superficial del Atlántico norte–, y de una tendencia de larga duración hacia veranos más largos asociada al calentamiento global de origen antropogénico.