El dueño de una tortuga de 90 años en Pembroke, al oeste de Gales (Reino Unido), decidió ponerle ruedas después de que el reptil fuera atacado por una rata durante su estado de hibernación y perdiese sus patas delanteras.
La tortuga, de nombre Mrs T., tiene ahora un arnés pegado con cola a su caparazón con ruedas procedentes de un avión de aeromodelismo, que le permite moverse otra vez.